SI viviera Ernest Hemingway, es probable que hubiera escrito algo sobre el coronavirus. Ya lo sé, es difícil que viviera, porque se suicidó en 1961 y hoy estaría para cumplir 121 años. Pero vamos a imaginar esa licencia temporal. Le gustaba mucho España, país en el que vivió durante la Guerra Civil. Estuvo en todos los grandes jaleos, también en las dos guerras mundiales, incluido el desembarco de Normandía y la liberación de París. Todo eso le sirvió para escribir libros muy interesantes. Pero todos los años, en los días de las fiestas de San Fermín, se recuerda a Hemingway. Gracias a él, que no era facha, los Sanfermines han sido perdonados por los animalistas. Y no piden que Pamplona sea ciudad libre de animales. A Hemingway le apasionaba esa fiesta, que tanto le debe. Aunque este año los encierros son diferentes.

ESTUDIAR bien el coronavirus es importante para lo que pudiera pasar en la temporada de otoño-invierno. Algunas personas dicen: hay que ver los periodistas como tú, que escriben del coronavirus como si hubieran estudiado Medicina, en vez de escribir del caso Dina, o de lo que dice Pablo Iglesias sobre los periodistas que escriben del caso Dina. Eso es mejor dejarlo para la Asociación de la Prensa, que digan algo. Y, evidentemente, un médico sabe más de Medicina, pero del Covid 19, al principio, nadie tenía ni idea. En el Gobierno reaccionaron tarde, según dice Pedro Sánchez, a estas alturas, pero no insistiré por ahí. Escribo del saber, que no ocupa lugar. Por eso, he estudiado durante el confinamiento y la desescalada, y hablado con los que habían estudiado más, y mirado hacia China o Alemania, y ahora tampoco sabemos casi nada, pero sí un poco.

EN el Ayuntamiento de Cádiz ven la televisión y ellos también se dedican a hablar de los presupuestos generales de la ciudad. Seamos realistas, no pidamos lo imposible. Es mejor centrarse en asuntos que los gaditanos ven con sus propios ojos, como el carril bici. La joya de la corona republicana, construida por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento, cada uno con su parte. Desde que entraron PP y Ciudadanos en el Gobierno Andaluz, el carril de bicis de Cádiz pasó a ser motivo de confrontación. Mayormente porque aquí somos muy ecologistas y defensores del patrimonio artístico, pero no siempre cuando gobiernan ellos. Y el Ayuntamiento hizo lo que hizo en la Alameda, tan bonita.

AL Cádiz le faltan cinco partidos y todavía está en puesto de ascenso a Primera División. El presidente del club, Manuel Vizcaíno, hizo pública una carta a la afición, apelando a los sentimientos. Está bien, pero los aficionados poco pueden hacer. No pueden animar en el estadio, ni acudir a los partidos. Por eso, sería mejor que el mensaje se lo dedique al entrenador, Álvaro Cervera, y a los jugadores, que son quienes realmente van a ganar o a perder el ascenso. En otros tiempos (por ejemplo en 1981, con Milosevic en el banquillo), al Cádiz le quedaban seis partidos para el ascenso, y ganó cinco y ascendió en Elche. Eso es lo que hacen los equipos que ponen sobre el campo lo que hay que poner: entrega, acierto, y ansias de ganar.

LOS informes científicos (o supuestamente científicos) sobre el coronavirus siguen levantando ampollas. Y carcajadas también. Recientemente, se ha publicado uno, elaborado por investigadores de la Universidad de Barcelona, que han detectado el SARS Cov-2 en muestras de aguas residuales que recogieron en la capital catalana el 12 de marzo de 2019. A este descubrimiento no se le ha dado la importancia mundial que merece. De ser cierto, estamos ante un acontecimiento revolucionario. Significaría que el coronavirus ya circulaba por la Cataluña de Quim Torra un año antes del 8-M; un año antes de que Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y demás se enteraran (tarde, dice ahora) de que había una pandemia o cosa parecida, y decretaran el estado de alarma en toda España.