GRACIAS a la desescalada, que ha tardado tanto, algunas pamplinas están pasando a la historia. Por ejemplo, las franjas horarias. Ha sido una de las ventajas en la fase 2. Las grandes ciudades, las pequeñas y las medianas tienen ya la misma consideración que los pueblecitos como Villaluenga o El Gastor, donde se conocen todos. Gracias a lo buenos que son Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Salvador Illa y Fernando Simón, los cuatro jinetes del coronavirus, la gente ya puede salir a pasear y a correr cuando se le antoje. Y los niños pueden salir con el padre y con la madre (o quienes sean que los acompañen) cuando les parezca oportuno. Es decir, nos hacemos la ilusión de que ya vivimos igual que antes, cuando había una democracia sin mando único. Aunque con mascarillas, no olvidarse de las mascarillas.

EL triángulo es considerado como un símbolo de la perfección. Quizá por la Santísima Trinidad (Padre, Hijo, Espíritu Santo), que no es sólo cristiana. El tres también es un número sagrado en el hinduismo y otras religiones. Y los Reyes Magos eran tres, según la tradición, como símbolo de las razas. En cuestiones más profanas y menos trascendentales, el tres se ha adaptado al alfabeto con múltiples versiones. Las tres B que definen el comercio: bueno, bonito y barato. Y las tres C que compendian la excelencia del buen gaditano: Carnaval, cofradías y Cádiz CF. Por eso, es curioso que ahora, como remedio para prevenir rebrotes del coronavirus, la Organización Mundial de la Salud aconseje a España que practique las tres T.

PUESTOS a buscar conflictos para la lucha de clases, no sólo la vamos a tener entre ricos y pobres, entre aristócratas y plebeyos, entre gordos y flacos, sino también entre mayores y jóvenes. Se supone que las mascarillas son obligatorias en las calles, comercios y locales interiores, espacios públicos y playas a menos de dos metros. ¿O no? Todos los días aparecen en televisión mensajes, advirtiendo que multarán a quienes no las usen. Pero yo todavía no he visto a ningún policía multando a los cientos de criaturas que pasean sin mascarillas. Sin que todos tengan alarmantes síntomas de padecer enfermedades respiratorias que lo hagan dificultoso. Y se debe decir muy claro: el incumplimiento es descaradamente más alto entre los jóvenes que entre los mayores. Sólo están eximidos los corredores (que deben respetar la distancia) y los enfermos desaconsejados.

EN la ciudad de Cádiz, desde que comenzó la desescalada de la pandemia con el mando único y la cogobernanza, se oye hablar a nuestro alcalde Kichi de asuntos tan interesantes como los siguientes: si le cambia el nombre al estadio y le quita alguna avenida a la monarquía; si la playa se abría este lunes o lo adelantaba al viernes; si elogia a los gordos (y supongo que a las gordas) y por qué será; si debéis comprar en una tienda local o multinacional... Todo ello mientras hay negocios que siguen cerrados, pequeños empresarios y autónomos al borde de la ruina, trabajadores que sabe Dios cuándo volverán a trabajar (si no los contrata la Junta para vigilar las playas), y muchas dudas sobre el futuro. ¿Qué proyectos defienden para su ciudad? Unos esperan las subvenciones que lleguen y otros las limosnas del ingreso mínimo.

EN el Carnaval de Cádiz ya ha salido todo, y una gran parte lo ha sacado Antonio Martín. En el Carnaval de 1998 salió ‘Patio Vecino’, una bonita comparsa, que obtuvo el tercer premio en el sorteo del Gran Teatro Falla. El patio de vecinos es muy gaditano. Desde la azotea de la casa en la que yo vivía cuando era un niño (en el siglo pasado) veía unas peleas de vecinos en el patio de al lado que eran impresionantes. Eran de una ordinariez parecida al pugilato intelectual entre Cayetana Álvarez de Toledo y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. Sus señorías han confundido el hemiciclo de las Cortes con un patio de vecinos, y montan peleas barriobajeras en las que se retratan. Así se fabrican los trending topics para engañabobos. Como la gordofobia. Y mira que ella está flaca y que el otro le cae gordo a media España.