LA Madrugada más segura de la historia (según había sido definida por las autoridades) funcionó razonablemente bien, pero tuvo demasiados elementos atípicos. Aparte de las medidas especiales de megafonía e iluminación que estaban preparadas por si acaso, hay que destacar el trabajo policial en los cruces conflictivos, que ya son casi todas las esquinas. Resulta raro ver una cofradía con los policías nacionales vigilando a los asistentes, por si hubiera presuntos delincuentes. Pero es el sino de los tiempos. Esta vez lo tenían bien estudiado y bien planificado. Como lo demuestra que el conato de la calle Reyes Católicos, a las 3:34 (hora clave de otras veces), mientras pasaba la Esperanza de Triana, duró pocos segundos, no se propagó y fue frenado en seco. Hubiera pasado desapercibido, de no mediar un tuit de Emergencias para darlo a conocer sin alarmismo.

l Montserrat y La Carretería mantienen huellas de la Semana Santa romántica en la tarde del Viernes Santo l Las alegorías tenían carácter formativo para explicar detalles religiosos al pueblo

ALGUNOS preguntarán: ¿pero queda algo romántico en la Semana Santa de Sevilla? Pues sí. Aunque a veces se confunde y se mezcla lo romántico con lo barroco, y a la inversa. Por razones complejas de resumir, caló una nostalgia canónica, una tendencia a evocar una Semana Santa antigua y en teoría ideal, que se ubicaría en el siglo XIX. Así se añoran los bordados de entonces, los pasos de entonces, y todo lo de entonces que en gran parte   se perdió después, con las nuevas modas del siglo XX.

l Viene otra Madrugada, que es la luz frente a las tinieblas, silencios y esperanzas, la que llega a las almas l Por eso hay que volver a las calles para recuperar la pureza que no se debió perder

ESOS que han mancillado el cielo que baja a Sevilla, esos que han ensuciado los nombres sagrados, esos que corrieron como posesos en las sombras, esos que agitaron el ruido frente a los silencios, esos que enturbiaron el llanto de unos niños, esos que han bebido el veneno de una bacanal insolente, esos que gritaron para asustar a unos nazarenos desprotegidos, esos que se apelotonaron en las bullas con la cobardía del anonimato, esos que propagaron rumores de miedos que jamás existieron, esos que agitaron la correa de los que ladraron, esos que tiraron el bulo y escondieron la mano, esos que se jactaron de sembrar el miedo… ¿Habrán descubierto alguna vez el Gran Poder de Dios y el consuelo de la Esperanza?

l La cofradía de San Martín pasó por diversos templos y sustituyó varias veces las imágenes l El Cristo de la Buena Muerte, de Mesa, y el de los Desamparados, de Montañés, salieron en el paso

LA Lanzada nunca rehuyó los cambios a lo largo de su historia. Es una de las cofradías que más ha evolucionado y más se ha ajustado a la necesidad. Es también una de las que ha pasado por más templos. Viéndola hoy, cuando sale de San Martín, nos parece estable, un oasis gótico en un mundo barroco.  El paso de la Lanzada es un prodigio por sus dimensiones y valía artística. Las imágenes están perfectamente combinadas. Parece que han salido del mismo taller artístico. Sin embargo, no es así. Por el contrario, en el paso de la Lanzada se resumen los diversos siglos y las dificultades de supervivencia que tuvo esta hermandad.

l Hoy nos esperan escenas nunca vistas con los cambios de horarios e itinerarios l Más allá de lo anecdótico y lo coyuntural, hay que valorar la grandeza de un día que se forjó durante el siglo XX

ES Martes Santo. En las tertulias sólo se ha hablado de que hoy veremos las cofradías al revés. Recorrerán la carrera oficial en sentido inverso al habitual, como las cofradías del Sábado Santo hicieron desde 1956 a 1974 tras la reforma litúrgica. Entrarán en la Catedral por la Puerta de los Palos y saldrán por la de San Miguel, seguirán por la Avenida de la Constitución, la plaza de San Francisco, la calle Sierpes y abandonarán la carrera oficial por la Campana. Se pueden consultar los nuevos horarios e itinerarios, tan distintos de otros años. Hoy nos esperan escenas nunca vistas, con las que cada cual agrandará lo que ha conocido en la Semana Santa.