ESTO es mucho mejor y más fino que la guía Lonely Planet. The New York Times, en su sección de Viajes, ha incluido a Sevilla entre los 52 destinos del mundo (uno por cada semana) que recomienda para visitar en 2018. De España sólo hay dos: Sevilla y la Ribera del Duero. Pero Sevilla aparece en el puesto 19, que está de la mitad para arriba y la Ribera en el 48. Y lo más importante es el motivo por el que aparece la capital de Andalucía: ¡el Año Murillo! Una gran promoción, pues The New York Times es como el catecismo laico para un sector de norteamericanos de los que gustan a los empresarios turísticos y al Ayuntamiento. En Sevilla caben más turistas, que diría Juan Espadas. El diario de Nueva York los anima a venir gracias a Murillo.

A alguien se le olvidó una maleta en un tren de media distancia que cubría la ruta entre Sevilla y Jaén. Otra persona la descubrió y el mundo quedó paralizado en Peñaflor, cuando eran las 8:55 horas del miércoles 31 de enero. Dos horas después, el tren pudo reanudar su marcha. Por medio, los técnicos del Tedax inspeccionaron la maleta y llegaron a la conclusión de que no estaba cargada de explosivos. ¿Qué precio ha tenido ese descuido? ¿Cuánto ha costado a los españoles? Puede que no sea tanto el gasto como las molestias causadas. La noticia de la maleta fue difundida en toda España. El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, dio las explicaciones oficiales. Hasta ahí llegó.

SE suele decir que las encuestas son un diagnóstico en un momento dado. Cuando lleguen las elecciones, el momento será diferente. No obstante, el Barómetro Socioeconómico de Sevilla, que ha elaborado el Centro Andaluz de Prospectiva presidido por Antonio Pascual, ofrece unos datos que son bastante favorables para el alcalde Espadas y su equipo de gobierno. Lejanos quedaron aquellos tiempos pretéritos del “Alcalde, babucha, el pueblo está en la lucha”, pero el Ayuntamiento es el manifestódromo principal de Sevilla. Es decir, que siempre hay cabreados e indignados por algo que protestan en la Plaza Nueva. Aun así la gente de a pie está razonablemente contenta; o eso, se supone en el barómetro.

EN la madrugada del 30 de enero de 1998, el concejal sevillano Alberto Jiménez-Becerril y su esposa, la procuradora Ascensión García Ortiz, regresaban a casa. Era una noche fría, desapacible y solitaria. Él fue condenado a muerte por ETA, tan sólo porque era un concejal del PP, una víctima fácil, un hombre que pasaba habitualmente por aquellas calles enmarañadas. A ella no la tenían como objetivo, pero acompañaba a su marido en el momento fatídico, y se convirtió en víctima. Sonaron disparos en la calle Don Remondo. Así mataron a un matrimonio. Así quedaron unos niños huérfanos. Así asesinaba ETA en nombre de la revolución del pueblo vasco. Así de crueles eran esos gudaris de la mierda.

EN materia de transporte sevillano, a falta de más líneas del Metro, se amplía el tranvía. Se utiliza como un sucedáneo en superficie (se le denomina Metrocentro). La Junta tiene un amor loco por los tranvías y se ha propuesto extenderlos por media Andalucía, a pesar de que algunos de los que anunciaron siguen sin funcionar, por problemas diversos. Así que el tranvía de Santa Justa, que ya tiene la luz verde para arrancar, hay que ponerlo en su sitio, aunque empiecen las obras antes de las elecciones municipales de 2018. A mi modo de ver, y ya lo he escrito, ese tranvía es bastante redundante y no parece una prioridad.