EL Senado está de moda. Allí es donde debaten los hombres y las mujeres de moda, que diría Juanma Moreno. El mismo martes en que debatieron Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo por vez primera, hubo otro debate a la sevillana, a cuento del IVA de las sillas de la carrera oficial. Protagonizado por María Jesús Montero y José Luis Sanz. Mientras en el Congreso de los Diputados discutían por la prostitución, en el Senado la cosa estaba más elevada. El Congreso de los Diputados ha perdido interés. Hasta Macarena Olona se irá del Congreso, donde se ha labrado una fama de azotadora que ella está exhibiendo de Despeñaperros abajo, en ese lugar aún llamado Andalucía, nuestra nacionalidad histórica.
HOY vuelve la selección a Sevilla, con el partido España-Portugal de la Nations League, que se disputará en el estadio Benito Villamarín. No se esperan incidentes dignos de mención en Heliópolis. Al menos, no como los ocurridos en la final de la Champions en París, con los altercados, robos y desmanes en Saint Denis y sus cercanías. Comparado con aquello, los sucesos de la final de la Europa League en Sevilla se pueden considerar pecata minuta, aunque los seguidores alemanes y escoceses se pelearan, con sillas volando, en la esquina de la Puerta de la Carne, a pocos metros del mercado fantasma. Para las ciudades que acogen eventos (y Sevilla es una de las grandes) hay un nuevo riesgo: la eventofobia. ¿Benefician a la ciudad o deterioran su imagen y la marca para el turismo?
SIEMPRE que publican los datos del Instituto Nacional de Estadística, nuestros políticos y políticas quedan en evidencia. Otra vez aparece el mismo titular: “Sevilla tiene los barrios más pobres de España”. En los datos oficiales de después de la pandemia, vuelve a ocurrir. El Polígono Sur y Los Pajaritos son los barrios más pobres de España. Además, Torreblanca aparece como el cuarto más pobre en el ranking. Y también están Las Letanías-La Oliva (10), Palmete (12) y el Polígono Norte (13). Hay que puntualizar que estas estadísticas empiezan a ser discutidas y son discutibles (sin dudar de su fondo de razón), y que no se refieren a toda España, sino sólo a las ciudades con más de 250.000 habitantes. Por lo que pudieran existir otros barrios más paupérrimos en ciudades pequeñas. Aunque eso sería un consuelo de tontos.
EXISTE una historia de Sevilla, pero también una historia de los sevillanos. Parece lo mismo y no lo es. La historia de las personas es más difícil de contar, porque con frecuencia no le damos la repercusión merecida. Por eso, es importante que estos días sean noticia Paco Correal y Jesús Martín Cartaya. Paquiño, con sus crónicas, y Jesús, con sus fotos, pasarán a la historia de Sevilla por haber sabido reflejar la vida y las obras de miles de sevillanos, no sólo de las personalidades y famosos, también de seres anónimos que protagonizan el día a día. Sin ellos, gran parte de lo ocurrido durante los últimos años se hubiera olvidado.
CUANDO termina la Feria pasa igual que cuando llega la Resurrección. Resucitan las polémicas, es la hora del balance. En la Feria se suele insistir en la conveniencia (o no) de trasladarla a otro sitio y cambiar las fechas. La cambiaron porque había muchos partidarios de organizarla de sábado a sábado. Ahora, cuando la han cambiado, a la gente le ha dado por decir que es mejor celebrarla como antes, de lunes a domingo, en vez de ponerla de sábado a sábado. Si el Ayuntamiento tuviera la tentación de rectificar para que sea de lunes a domingo (a pesar de que Antonio Muñoz no es partidario), la gente diría que era mejor de sábado a sábado. Se quiere lo que no se tiene, dicen los psicólogos, porque la felicidad es efímera, llega y pasa. Pero el mayor peligro de la Feria estuvo en los políticos.