LA iglesia de Santa Catalina volverá a abrir el próximo domingo, 25 de noviembre. Es una noticia de las que parecen increíbles. El templo fue cerrado hace 14 años. Desde entonces su restauración se convirtió en una historia interminable. Ha superado dificultades que no se deberían olvidar cuando retorne la normalidad. San Isidoro, San Vicente o El Salvador son otros templos sevillanos restaurados con dolor, aunque parece que ya nadie se acuerda. En Santa Catalina no sólo abrirán unas puertas, sino que regresarán tres hermandades: una de penitencia, la Exaltación, y dos de gloria, Santa Lucía y el Carmen y el Rosario.

ESTAMOS en la temporada de elecciones. Se diría que entre el puente de Todos los Santos y el de la Inmaculada llegan los días de gloria para las urnas. Pero hoy no me refiero a las autonómicas, sino a las que interesan por su influencia en la ciudad. Por ejemplo, las del Colegio de Abogados, anunciadas para mañana, que suceden a las del Consejo de Cofradías, que convocaron el pasado jueves. Son los jueves de las urnas de noviembre. Ahí se moviliza eso que ahora se denomina la sociedad civil, como si los políticos fueran militares, o marcianos. Las elecciones de los abogados son acongojantes: con tres candidaturas y abiertas.

CUANDO un banco, un gran almacén, la Iglesia, una empresa o un duque venden o permutan un edificio es considerado como un pelotazo. Dicen que es otro caso de especulación capitalista, generalmente para hinchar la burbuja de hoteles de lujo en Sevilla. Mientras que si lo hace un sindicato, como CCOO, o el propietario del edificio, que es Patrimonio del Estado, es valorado como un acuerdo beneficioso para todas las partes. Eso es lo que va a ocurrir con el antiguo edificio de los sindicatos verticales del franquismo, en la plaza del Duque.

HAY mucho en juego. Hay cuatro años en juego. Por eso se entiende muy bien que Pedro Sánchez no venga a Sevilla en toda la campaña electoral. Aunque ayer estuvo con Susana Díaz en Chiclana, para disimular, en una de las dos presencias que tendrá el presidente del Gobierno en toda la campaña andaluza. Cuando el Consejo de Ministros del paripé, Pedro se reunió con Susana en los jardines de San Telmo, por donde ella lució su mono naranja dulce. Puede que fuera allí donde le pidiera: “Y no pisarás Sevilla”. Mejor sola que mal acompañada. Mejor a su aire que con el hombre que pactó con Podemos y los independentistas catalanes. Cuanto más lejos esté, mejor. Dicen que, por el mismo motivo, han ocultado el logotipo del PSOE en los carteles, donde se lee +Andalucía.

EN contra de lo que algunos suponían, creo que las elecciones del Consejo General de Hermandades y Cofradías han servido para fortalecerlo. Personalmente, tanto el nuevo presidente, Francisco Vélez, como el otro candidato, Antonio Piñero, se han comportado como unos señores. Ellos sí han dado un buen ejemplo. Han lidiado una situación que era delicada, al enfrentarse en las urnas y con focos el hasta ahora tesorero con el hasta ahora presidente en funciones. Piñero había heredado el cargo como vicepresidente que era; y en una decisión que le honra (coherente con lo que pensaba en tiempos del Consejo anterior) prefirió someterse a una votación, en vez de atrincherarse en seguir sin refrendo explícito. Sabiendo que podía ganar o perder.