SIEMPRE nos quedará Canarias, que se ha convertido en el último bastión de los barcos de pasajeros que salen del puerto de Cádiz. Siempre es un decir, nunca se sabe, pero sí al menos hasta 2020, tras renovarse la concesión a Trasmediterránea por dos años más. Esos barcos, que todavía transportan a pasajeros (además de mercancías) son la evocación postrera del esplendor perdido del puerto de Cádiz, cuando zarpaban los barcos a Veracruz, a Cartagena de Indias, a La Habana, a Montevideo, a Manila, a esos destinos que perdimos con el paso del tiempo, cuando el avión se consolidó como un invento mortífero para el tráfico marítimo de pasajeros.
EL acuerdo del PSOE con Podemos y Ganar Cádiz para el presupuesto despeja muchas dudas para el futuro. Es una noticia que se podría acoger con aparente normalidad. Sin embargo, por primera vez desde que José María González es alcalde de Cádiz (pronto se cumplirán tres años), el Ayuntamiento va a tener un presupuesto negociado y aprobado con mayoría. También con una cierta coherencia, ya que han pactado los tres partidos que lo hicieron en 2015 para que un candidato conocido como Kichi, que era nuevo en la política, obtuviera la Alcaldía de Cádiz. Y para que la cediera Teófila Martínez, que había sido la más votada, pero sin las mayorías obtenidas por el PP en los 20 años que gobernó la ciudad.
SUELE ocurrir a los de Izquierda Unida y Podemos que dividen el mundo entre buenos y malos, pero a veces se equivocan de bando. Puede que sea influencia del marxismo, que ya dividió el mundo entre el proletariado y el capitalismo, de modo que todos los que no eran comunistas les parecían capitalistas (y, en consecuencia, malos), y así podían montar una dictadura del proletariado, en la que los comunistas se pusieron morados, color que algunos han conservado. Después, con el muro de Berlín, se vino abajo el montaje. Pero conservan ese pedigrí de los buenos y los malos. A Alberto Garzón se le ha notado con sus críticas al preacuerdo para que Navantia construya las cinco corbetas con destino a Arabia Saudí. Un proyecto que dará empleo al astillero de San Fernando.
ANDA ahí, que está gafado. El tranvía de la Bahía es uno de esos inventos predestinados por el infortunio y todo le sale mal. Como al Barcelona en Roma. De este tranvía se habla desde el siglo pasado, poco después de que dejaran de circular los tranvías de toda la vida, y fue presentado como un ejemplo de modernidad y progreso. En lo referido a Cádiz, es sabido que circulará por la vía del tren, por lo que no se diferencia de un Cercanías. Los plazos del tranvía, cada pocos meses, se retrasan unos meses más. Pero ahora ha venido lo mejor. Resulta que en San Fernando han descubierto que se trata de un tranvía morsegón. Lo que faltaba.
ENTRE los vientos y las lluvias, el mes de abril está saliendo intratable para nuestras playas. Con el tiempo pasa eso, que nunca se sabe, y hay que acertar. El alcalde González acudió a la playa en las vísperas de Semana Santa para comprobar que todo se encontraba en orden, a pesar de las visitas de los temporales Emma y Félix. Ahora, aunque no lo parezca en días como el de ayer, estamos en la pretemporada de playas. Abren los servicios a mediodía, por si algún majara se arriesga. Sin embargo, hasta ahora, la venta de bañadores y biquinis carece de motivación práctica. Hubo años en los que tuvimos temperaturas superiores a 30 grados en abril. La playa Victoria parecía una feria. Eran otros tiempos, antes del calentamiento global.