NADIE lo cuantifica. Es una incógnita, casi un tabú. Ni la patronal de hostelería Horeca (que ha convertido a Antonio de María en el estadístico del turismo provincial), ni el Ayuntamiento de Cádiz y otros municipios de la Bahía, ni la Diputación, ni nadie ofrece esos datos. Sin embargo, cuando llegan las fiestas locales, cuando los hoteles se llenan, cuando los bares están a reventar, también hay cientos de personas que se van de la ciudad. Se podría decir que huyen. Y escapan del Carnaval, de la Semana Santa, de las Motos, de todo lo que sea de interés turístico.
HEMOS llegado a otro de los grandes acontecimientos del turismo provincial: el finde de las motos de Jerez. Junto al Carnaval, la Semana Santa y el verano, es la alegría de los hoteles de nuestra provincia. Siempre se llenan y siempre se baten récords, según los datos de Horeca. Un acontecimiento que se debe considerar portentoso: si han alcanzado el máximo de ocupación, ya no se podría seguir llenando más que el año anterior, excepto que la oferta aumente. No pregunten cómo, pero lo consiguen. El impacto económico también es mayor cada año. Ya se habla de casi 300.000 visitantes, que dejarán unos 28 millones de euros, o así.
ORGANIZAR un Trofeo de Coplas o recital de agrupaciones de Carnaval, en la playa Victoria y en agosto, coincidiendo con la final, parece una buena idea. Aunque no es nueva, porque ya hubo actuaciones nocturnas en la playa, siendo alcalde Carlos Díaz, e incluso antes. A las barbacoas se llegó como una evolución nefasta, pasado el tiempo. Y, a las horas del amanecer, era costumbre cantar y bailar los duros antiguos, en ciertos casos con evidentes síntomas de intoxicación etílica y de otras sustancias. Pero, bueno, eso es historia. Para la hostelería del Paseo Marítimo será rentable que les organicen ese festejo. Aunque habrá que ver las circunstancias. Porque, si no se prohíbe el acceso a la playa, puede ser más de lo mismo.
ES muy curioso que en la lista de los museos y espacios culturales del Ayuntamiento de Cádiz apareciera el ECCO como el menos visitado. Y no sólo eso, sino que el año pasado, con Eva Tubío como concejala de Cultura, registró 14.244 visitas, con una pérdida de 920 visitantes con respecto a 2015, cuando ella sólo había ejercido durante menos de medio año. Sorprende porque siendo los de Ganemos tan defensores de la cultura progresista, se les ha ido de las manos un espacio dedicado, precisamente, al arte contemporáneo y a las exposiciones de vanguardia. Ahora la concejala dice que lo quiere reconducir con nuevos planteamientos.
EN la política española casi siempre ha existido el bueno y el malo. A veces también el feo, o incluso el guapo. Se recuerda desde los tiempos de Franco, cuando el generalísimo era el bueno y los ministros hacían de malos. No estaban a su altura, aunque era bajito. De ese modo, él seguía pescando salmones y hablando de la conspiración judeomasónica y comunista. Después, en la democracia, el asunto se regularizó. Con Adolfo Suárez, que era el bueno, tuvimos como malo a Abril Martorell. Hasta que el bueno por definición pasó a ser Felipe González y el malo Alfonso Guerra. Se le decía: “¡Dale caña, Alfonso!”. Y este admirador de Antonio Machado allá que iba. Pues en Cádiz han copiado el sistema, de manera que el alcalde González, de Podemos, quiere ser el Kichi bueno. Mientras que el edil memorioso, de Ganemos, ejerce de Martín el malo.