EL Black Friday ya no es lo que era. Se está perdiendo el espíritu blackfridesco, y es una pena. Ahora hay hasta duchas gratis, con unos chaparrones que quitan el sentío y disuaden a los malos compradores. Ahora el Black Friday dura una eternidad, con lo que se pierde su espíritu contingente y limitado, pues ya no es un Viernes Negro, sino que dura una semana, o como mínimo un fin de semana, con  lo que sería más atinado denominarlo el Black Finde, o algo así. Por otro lado, no es tan extraño que los plazos se prolonguen, teniendo en cuenta que El Corte Inglés ha organizado unos Ocho Días de Oro que duraron cerca de un mes.

EL caso del indigente muerto en Cádiz, cuando dormía en un portal de la avenida Ramón de Carranza, se presta a todo tipo de demagogias. También a tentaciones populistas, que en otros tiempos se hubieran practicado y que ahora nos podemos ahorrar. Pero incide en algo a lo que ya me he referido: que los indigentes duerman en las calles de Cádiz no es lo normal. En esa misma zona de Canalejas tienen montado el hotel de las Tortugas, que es una vergüenza para Cádiz. Y, por supuesto, no es un problema estético porque molesten, o resulte feo a la vista, o tire pellizquitos en las conciencias acomodadas, sino que es un problema ético: resulta intolerable y es justo que se solucione.

SEGUNDAS partes nunca fueron buenas, dice el refrán, aunque en la segunda parte el Cádiz le marcó cuatro goles al Alcorcón. Sin embargo, las segundas vueltas electorales gustan mucho... en Francia. Se utilizan para todo, para elegir el presidente por supuesto, y para los alcaldes, incluso para los candidatos de los partidos. Allí no sólo votan los militantes en las primarias, sino que vota cualquiera que pague dos euros para la campaña del candidato ganador. En las del último domingo, para elegir el candidato de Los Republicanos (que allí son republicanos de derechas, como en EEUU), dicen que votaron unos 400.000 militantes de izquierda, entre los cuatro millones de derecha que participaron. Más que nada para fastidiar a Sarkozy, al que no querían ni locos. ¿Cuántos hay en Cádiz que pagarían dos euros para que no gobierne este o la otra?

ADEMÁS del alumbrado navideño, el comercio gaditano tiene otros problemas. En Cádiz puede haber unos mil locales vacíos, según algunas estimaciones del sector inmobiliario. Esos mil locales suponen mucho dinero que no ingresan sus propietarios. Pero también son mil posibles negocios de los que no dispone la ciudad, ya que  que se podrían utilizar para comercios u oficinas de empresas. Si trabajaran en ellos una media de sólo tres empleados, serían 3.000 parados menos en Cádiz. Con datos como éste, se confirma que la prioridad de Cádiz no son las ayudas sociales, sino el empleo. Cuantas más personas trabajen, menos necesidades sociales tendremos. Un pobre lo es cuando no cuenta con ingresos para vivir dignamente.

TODOS los problemas de Cádiz se resumen en uno: la van a dejar cada vez más pueblerina. Se nota en todo. Piensen en algo y comparen con otras ciudades. No sólo capitales más grandes, donde las diferencias son abrumadoras, sino incluso en municipios de nuestros alrededores. Con el alumbrado de Navidad no hay que bajar la guardia. El proyecto municipal es intolerable y la oposición no puede permitir que las principales calles comerciales de Cádiz se queden a oscuras en las fiestas navideñas. No es por una bombilla de más o de menos, ni por ahorrar, sino porque tienen las ideas confusas.