LA Catedral de Cádiz cumplió tres siglos el pasado martes, 3 de mayo. Todavía no la han trasladado a otra localidad de la provincia, que por cierto tiene dos diócesis: la de Cádiz y Ceuta y la de Jerez-Asidonia. La Catedral es el primer templo diocesano. Sus obras fueron largas, tanto que todavía no han acabado. Faltan varios espacios previstos. Además de la linterna que remataría la cúpula. La Junta de Andalucía incluso aprobó el proyecto de la linterna en la restauración de Juan Jiménez Mata, pero el Ayuntamiento no dio licencia (cuando era alcaldesa Teófila Martínez), por considerarlo inapropiado. Desde luego, lo primordial es conservar bien la Catedral, que deja mucho que desear. Y no ya por falta de interés del Obispado, sino por el mal de la piedra y sus costosos y constantes arreglos derivados.

LOS franciscanos han anunciado que se irán del convento gaditano de San Francisco a partir del 1 de septiembre. Al parecer, atenderán la iglesia con frailes de su convento de Chipiona. Es una noticia triste. No sólo para los creyentes católicos, sino también para los ateos. Porque es un síntoma más de la decadencia de la ciudad. Se van los franciscanos, se fueron los jesuitas, se fueron los mercedarios, y los carmelitas se quedaron en San Fernando, como Zara y Massimo Dutti. Ya sé que parece una herejía, pero es la realidad. Se van los frailes porque escasean las vocaciones, y hoy en día muy pocos jóvenes quieren renunciar a las libertades mundanas para ser frailes. Pero también se van porque su permanencia en Cádiz es ruinosa. Todavía no se han ido de ciudades donde hay más actividad económica y más participación religiosa.

YA nadie dice que Cádiz no tiene fiestas, como en los tiempos de Paco Alba. Por el contrario, en Cádiz, cuando no hay una fiesta, se inventan dos. Es una pena que Ernest Hemingway, que fue un gran amante de España y sus tradiciones (incluidos los toros, como tantos republicanos) no escribiera un libro titulado Cádiz era una fiesta. Se lo dedicó a París, donde vivió un tiempo en el que fue “pobre pero feliz”. En su primera novela, titulada Fiesta en español (en inglés The sun also rises), aparece su querida Pamplona con los sanfermines, pero no nuestro Carnaval. Peor para él. Si se escribe de fiestas, no se puede olvidar a Cádiz. Vengan y vean cómo vamos a celebrar el 1 de mayo: con los hoteles llenos y todo a tutiplén.

UNAS elecciones autonómicas se anuncian para el 19 de junio, lo que significa que volverán las promesas de siempre, como las golondrinas de Bécquer. Entre ellas, el hospital de Puntales, que la Junta de Andalucía empezó a prometer en 2004, cuando era presidente Manuel Chaves. Ni sus compañeros socialistas José Antonio Griñán y Susana Díaz, ni el popular Juanma Moreno han conseguido hasta ahora que el solar de la antigua Aeronáutica deje de ser un solar. Perteneciente, por cierto, a la Zona Franca, que todavía no ha cerrado la permuta que negocia con la Junta. Antes de empezar las obras, la Junta debe asumir la propiedad del solar. Y después invertir más de 350 millones de euros, según los cálculos realizados recientemente.

AL pasar la Semana Santa, ¿en qué piensan muchos gaditanos y muchas gaditanas? Las respuestas posibles son tres: 1. En las playas; 2. En las Fiestas Típicas Gaditanas de 2022; 3. En crear una plataforma. También se puede pensar en la invasión rusa de Ucrania, en los precios de la factura de Eléctrica de Cádiz, en el final de las mascarillas en interiores a ver qué pasa, y en otras tristezas que están ahí. Pero, puestos a ponernos alegres, vamos a pensar que además de las próximas ferias de El Puerto, Jerez y otros municipios donde hay ferias en vez de fiestas típicas, a nada que se vaya la borrasca de hoy, avanzará la temporada de playas, que ya ha tenido el anticipo de la Semana Santa.