POR desgracia, esta crisis del coronavirus está abriendo una brecha entre los profesionales sanitarios españoles y los políticos. La gestión del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es patética. No se trata de buscar votos, ni de intereses políticos, sino de decir la verdad. Tenemos alimentos en los supermercados, que están abastecidos, aunque el Gobierno los culpó de la ruina de los agricultores, que también están funcionando bien. Pero falta material sanitario para los profesionales y para el público. Podemos comprar un kilo de naranjas, pero no una mascarilla para protegernos. Porque no llegan a las farmacias. Y, por si fuera, poco, el coordinador de Emergencias, Fernando Simón, que está demasiado nervioso, ha humillado e indignado a los farmacéuticos de toda España.
EL alcalde Kichi ha conseguido lo que no pudo nuestro admirado Fermín Salvochea: el cantón de Cádiz. Es cierto que don Fermín lo intentó y que la cosa iba para adelante, aunque resultó ajetreado, y no vamos a abundar en los detalles. También es verídico que Kichi lo ha conseguido por casualidad, gracias al coronavirus y a Pedro Sánchez, que es el jefe de los sanchistas que tanto le repelen, como Fran González y Mara Rodríguez. Pero lo ha conseguido, que es lo que cuenta. No sabemos cuánto le va a durar, más de dos semanas las tiene garantizadas. Incluye la Semana Santa, que este año será sin pasos y sin penitencia detrás del Nazareno.
ENTRE los mayores peligros del coronavirus están los focos de los contagios. El alcalde de Alcalá del Valle, Rafael Aguilera, ha protestado por lo que sucede en esta población de la Sierra, de 5.046 habitantes, donde la residencia municipal de mayores ya ha registrado más de 60 casos. Según los datos publicados, de los 39 mayores residentes han fallecido tres y están ingresados 18, por lo que 40 casos positivos corresponden al personal de plantilla y a otras personas. Es un foco que llama la atención. Más aún en una provincia como Cádiz, que aparece entre las tres andaluzas con menos contagios de coronavirus (junto a Huelva y Almería). Juan Marín, vicepresidente de la Junta, reconoce la gravedad y deja caer que al principio se habló de casos del personal, no de los mayores.
EL alcalde Kichi se ha montado su despachito casero en la cocina para teletrabajar, según hemos visto en el Diario. Está un poco improvisado en la decoración, y se echa en falta algún detalle alegórico, como un póster de don Fermín Salvochea, o una foto del Nazareno, o una máscara que ponga gaditanía en esa cocina-despacho. Pero vamos a lo principal. Aunque el alcalde no es partidario del Gobierno de coalición que montaron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, justifica que mantuvieran las manifestaciones del 8-M, cuando eso ya no lo justifican ni las asistentes. Se sabía que era peligroso, que facilitaría los contagios, y que la prohibición de actos masivos estaba recomendada por la OMS y por la Comisión Europea. No la suspendieron por una politiquería mal entendida.
UNA de las consecuencias del coronavirus es el estado de alarma que se ha generado con los españoles que están en el extranjero. Entre ellos hay varios casos de gaditanos. Hay que distinguir una doble condición: los que se encuentran casualmente en países extranjeros por turismo o trabajos ocasionales y no pueden volver, y los que son residentes habituales en el extranjero por motivos laborales o estudio. La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha manifestado que el Gobierno no le puede poner un avión a cada español que está en el extranjero, o algo parecido. En realidad, hay que estudiar cada caso. Unos tienen motivos para volver y otros no.