LA Audiencia de Sevilla ha confirmado recientemente el archivo de la causa seguida contra el obispo emérito de Cádiz y Ceuta, Antonio Ceballos. Afectaba a la subvención de 300.000 euros que concedió la Junta al Obispado para las ayudas al ERTE de su geriátrico de San Juan de Dios. La jueza María Núñez Bolaños, que instruye la macrocausa de los Eres, no había apreciado indicios para las acusaciones de prevaricación y malversación de caudales públicos. Aunque la Fiscalía recurrió, la Audiencia confirma el archivo. Desde el punto de vista popular, quizá sea un caso farragoso, con unas consideraciones no fáciles de explicar, pero que se resumen en una conclusión evidente: el obispo Ceballos (y el Obispado) procedió con buena fe, para ayudar a 50 familias en apuros, y sin ánimo de cometer ningún delito.

SON historias que vuelven, y que recordamos cada cinco años, cuando se redondea la efeméride. El 3 de abril de 1979 se celebraron las primeras elecciones municipales en España. En Cádiz, el último alcalde predemocrático (en la Transición les decían así) fue Emilio Beltrami, que estuvo desde 1976 a 1979, por lo que ocupaba el cargo en las primeras elecciones generales democráticas de 1977, e incluso en el periodo de la reforma constitucional. Como se ha explicado tropecientas mil veces, en 1979 fue elegido alcalde el socialista Carlos Díaz, a pesar de que el partido más votado fue UCD. Los centristas obtuvieron 12 concejales, pero se impuso el pacto de izquierda, con los 9 ediles del PSOE, 4 del PSA y 2 del PCE. Formaron un gobierno tripartito, que duró cuatro años.

HAN empezado las obras para el apeadero del Río Arillo, que es precisamente donde está la frontera de Cádiz. Algunos creen que la capital gaditana termina en Cortadura y otros (los más gaditas) en la Puerta de Tierra, pero su límite territorial se encuentra en el Río Arillo. Significa que la playa de Torregorda es netamente gaditana, lo que a veces se olvida, quizá por hallarse junto a las instalaciones militares, que también están en Cádiz, no en el limbo. En el molino del Río Arillo eran recibidos los reyes y los obispos de Cádiz. Allí despidió el Ayuntamiento al rey Fernando VII. Que sepamos, el último rey de España al que recibieron allí fue Alfonso XIII. Hasta el molino lo acompañaba el alcalde isleño y lo recibía el gaditano.

EN estos días se habla de la España vacía, visible con la manifestación que organizaron en Madrid. Las plataformas de Teruel también existe y Soria ya han aglutinado a la España despoblada, la del medio rural, que en general incluye las provincias con tres escaños, que son Cuenca, Guadalajara, Segovia, Zamora, Palencia, Ávila, Huesca y Teruel, así como Soria, que sólo tiene dos escaños. Es la España que se despuebla por las migraciones a las ciudades, la que se queda sin habitantes. La ciudad de Cádiz también se está vaciando, aunque pertenece a una provincia con nueve escaños, la tercera más poblada de Andalucía, tras Sevilla y Málaga. Cádiz está lejos de la despoblación rural, pero la pregunta es: ¿por qué pierde habitantes?

EL Ayuntamiento de Cádiz ha aprobado nueve calles nuevas. Con demasiado secretismo, sin darle el realce que merecerían los distinguidos . Es el caso del imaginero Miguel Láinez Capote, que tendrá por fin su calle, según dio a conocer el Consejo Local de Hermandades y Cofradías. Otra calle aprobada es la plazoleta Canal de Ponce, en recuerdo y homenaje a Francisco Ponce Cordones, que fue su descubridor. También han dedicado tres plazas: a Pedro Payán, La Roldana y Enrique Blanco, igualmente unos jardines a Pilar Paz y a las víctimas de la Taliomida, así como una calle a Milagros Rendón y un pasaje a  Inocencio Gómez.