EL tranvía de la Bahía es otro de los grandes petardazos de la Junta de Andalucía en la provincia de Cádiz. Un comecocos, como el Gran Hospital de Puntales y la Ciudad de la Justicia. Ni la sanidad, ni la justicia, ni el transporte han mejorado sensiblemente en la provincia con la actuación de la Junta desde los tiempos de Chaves y Griñán. Es la herencia recibida por Susana Díaz. Puede que hayan tenido mala suerte, con la crisis y los recortes de inversión por medio. No obstante, es un caso llamativo de incompetencia y marginación, si se compara con otras provincias. Ahora, en las vísperas de las elecciones, el tranvía vuelve a aparecer en el panorama. Como si fuera un fantasma.

HA causado sensación que la concejala Ana Camelo, de Podemos, se uniera ayer a la manifestación de limpiadoras municipales que pedían la equiparación con las limpiadoras de colegios. Ha causado sensación porque las limpiadoras manifestantes portaban carteles del tipo “Lo prometiste hace tres años. Kichi cumple”. Es decir, que la señora Camelo, siendo miembro del equipo de Gobierno, se manifestó contra el alcalde que preside su equipo de Gobierno. Se supone que por solidaridad con sus compañeras de profesión. Sin embargo, esto no debería extrañar a nadie. Lo raro es que Kichi no se haya manifestado ya contra Kichi. Porque, como dicen las limpiadoras y asume su concejala, no ha cumplido casi nada de lo que dijo cuando fue elegido alcalde.

EN la ciudad de Cádiz, siendo el día que sea, es costumbre que entreguen los premios y las medallas a quienes nos sale de los corazones. Por eso, le concedieron la Medalla de la Ciudad a la Virgen del Rosario, previa recogida de firmas. Por eso, ahora están pidiendo la Medalla de Andalucía para Antonio Martín, previa recogida de firmas. Una medalla que es justa y necesaria. Hasta ahora el único carnavalero que la tiene es Enrique Villegas. Muy merecido por supuesto. Se consideró un acontecimiento. Por fin el Carnaval salía de las catacumbas, donde permanecía como si hubiera que ocultarlo. Y era oportuno que la recibiera don Enrique, por su trayectoria indiscutible.

ESTA noche vuelve el debate andaluz, con la segunda parte en TVE. Nunca sé quién ha ganado, ni quién ha perdido, un debate en televisión. Los candidatos son como loros, que repiten los mensajes apuntados por sus asesores. El tiempo está regulado por árbitros de baloncesto. Así que Mabel Mata, la presentadora del debate en Canal Sur, paraba el juego en cuanto se pasaban un segundo. No se da la ley de la ventaja. Hasta le llamó la atención a Susana Díaz. Ahí Mabel le echó mucho valor, y profesionalidad, que la tiene de sobra. Me llamó la atención un detalle que no era casual: el hábito hace al monje. Es decir, la indumentaria de los candidatos. Y, por encima de todo, ese verde rabioso que lució Teresa Rodríguez. Como un disfraz. ¿Qué se hizo de aquel morado podemita?

LA muerte de Leopoldo Martín es una noticia que parece increíble. Era uno de los mejores médicos de Cádiz, como un misionero laico de la sanidad pública, que trató en el Hospital Puerta del Mar a cientos de personas. Las mil vidas que salvó. Pero él mismo era un personaje extraordinario, dentro y fuera de la Medicina, que acumulaba otras mil vidas, intensamente apuradas. Tantas que sólo las podía entender él mismo.