NO se recuerda, en el Carnaval contemporáneo, una despedida fúnebre como la que ha recibido Juan Carlos Aragón Becerra. Sin duda, merecida. Puede que haya servido para valorar mejor su obra después de muerto; a él, un personaje atípico del Carnaval, que indagó en el Bien y el Mal al margen de las convenciones, en la búsqueda de sus verdades, haciendo justicia consigo mismo y con lo que él creía justo. Su muerte ha sido prematura y conmovedora, rápida y traicionera. Pero debe prevalecer el legado de un autor de Carnaval que sin duda va a tener más leyenda después de muerto, mucha más de la que le regatearon en vivo.
HAY gente con su mijita de mandanga, y dicen que los candidatos a concejales sólo aspiran a colocarse en el Ayuntamiento. ¡Ea! Salimos elegidos y elegidas, y ya tenemos la vida resuelta para cuatro años. Aunque siempre podemos decir que prestamos un servicio abnegado a los gaditanos y las gaditanas, o a los isleños y las isleñas, o a los portuenses y las portuenses, o a los chiclaneros y las chiclaneras, etcétera. No es exactamente así. Primero, porque hay ayuntamientos pobres y ayuntamientos paupérrimos, pero no se conocen casos de ayuntamientos ricos que paguen sueldazos. Excepto el de Madrid a Manuela Carmena. Y después lo más importante: ¿quién cobra un sueldo como concejal y no pasa apuros a fin de mes?, ¿quién se puede comprar un chalé en Galapagar, digo en Vistahermosa?
SORPRENDE que los partidos políticos gaditanos ya proponen sin disimulo el rescate del concurso del Carnaval. El rescate es una forma de decirlo suave. En la práctica supone que el Ayuntamiento organizará el concurso y decidirá todo. Es decir, que lo van a remunicipalizar, como los servicios de las playas, o lo que estimen oportuno. El concurso del Falla ya estaba municipalizado en los tiempos de José León de Carranza y los siguientes alcaldes del franquismo. También siguió la gestión municipal con el socialista Carlos Díaz y con la popular Teófila Martínez, hasta que en los tiempos de ella optaron por la gestión del Patronato, atendiendo una petición de los colectivos del Carnaval, que después parece que se han arrepentido.
LA Diputación Provincial celebró su último pleno ordinario. Puede que haya sido una despedida. Está por ver lo que sucederá después de las elecciones municipales. En teoría, lo más probable es que siga gobernando el PSOE, que sólo perdió el gobierno provincial en el periodo de 2011 a 2015, cuando lo consiguió el PP con José Loaiza. En 2015 fue reconquistada por los socialistas con Irene García, que podría seguir o no. Ella misma ha calificado su gestión como “cuatro años tranquilos”. Y es cierto que en el organismo provincial suele haber menos polémicas que en los ayuntamientos. Volvemos a lo de siempre: en los años de la crisis decían que deberían desaparecer las diputaciones, pero ya nadie lo dice. ¿Por qué será?
SEGÚN los resultados de las elecciones municipales, el nuevo gobierno de muchos ayuntamientos de la provincia se decidirá en las mesas de negociación. Todo el mundo supone el PP pactará con Ciudadanos allá donde puedan tener mayorías; y quizá con Vox en los pocos municipios donde consigan representación, ya que en la mayor parte de la provincia no presentan lista y los sondeos apuntan que van a la baja. En la izquierda, se dan por supuestos los pactos entre el PSOE y Unidas Podemos, o Adelante, o como se llamen, ya que son candidaturas como carnavalescas, que en unos municipios se disfrazan de una cosa y en otros no. Pero también hay grupos independientes y andalucistas que seguirán en algunos ayuntamientos. A eso se añade, el pacto de Gobierno de Pedro Sánchez para la Moncloa, que puede ser decisivo en Cádiz.