LAS últimas encuestas publicadas se parecen a las del CIS. Tanto criticar a Tezanos y al final va a tener razón. O no, todavía hay partido. También es verdad que algunas encuestas se fían mucho del CIS, ya que una empresita que hace 500 entrevistas para decidir los escaños de toda España tiene la misma fiabilidad que si se las inventa. Algunas encuestas funcionan como fake news, que diría Pablo Casado, y a veces se cumple porque marca modas y tendencias. Por eso llama la atención el declive del modelo andaluz (el pacto entre PP y Ciudadanos para gobernar, con  Vox por fuera), al que hace tres semanas daban más del 50% de los votos en España y ahora parece que va a menos.

EN España hay dos Españas, como mínimo. En ese escenario, el centro es el espacio donde se ganan y se pierden las elecciones, pero también el más frágil e inseguro. En el centro aparece la tercera vía. Suponemos que ahí entran las clases medias, los progres pijos, las feministas liberales, el voto urbanita en gran medida, tantos indecisos, muchos relativistas y Manuel Valls. A la hora de formar un partido de centro, en la Transición, la principal tentativa fue la UCD de Adolfo Suárez, en la que convivían demócratas cristianos y liberales, pero también falangistas reformistas que evolucionaron y socialdemócratas no socialistas. El sueño del Centro Democrático se esfumó cuando llegó el PSOE al poder con Felipe González. Después de casi una década y media, Aznar reconquistó el centro.

CASI todos los sondeos electorales coinciden en un detalle importante: el PSOE de Pedro Sánchez está en auge y se desinfla el Podemos de quién sabe dónde se esconde Pablo. En el barómetro del CIS, aunque sea tan poco fiable, el PSOE más que duplica a Podemos e Izquierda Unida (33,3% frente al 14,5%). No sabemos si lo frenarán con la última ocurrencia, que es denominarse Unidas Podemos, para atraer el voto feminista. Todo parece indicar que Pedro Sánchez, con la bolita mágica de su gurú Iván Redondo y los sondeos utópicos del amigo Tezanos, ha montado un chiringuito no tan endeble como se le suponía. Ya se le considera el favorito para el 28 de abril.

EL PP mantiene con Vox una relación de estupefacción. No esperaban que consiguieran unos resultados tan sorprendentes en las elecciones andaluzas. Además, el PP (y Ciudadanos) se han beneficiado inesperadamente de ese éxito, que les ha permitido alcanzar la presidencia de la Junta y desalojar al PSOE del poder por vez primera en la autonomía. Al PP le ha ocasionado una parte mala (un resultado flojo, con 26 escaños) y una parte buena (aún así, ya tienen la presidencia de la Junta). De modo que el fin conseguido justifica los medios de la pérdida de votos. Sin embargo, es un espejismo, porque al PP le perjudica la existencia de Vox.

LA  fecha escogida por Pedro Sánchez para las elecciones es una cacicada electoral. Obliga a los españoles a ir dos veces a las urnas en menos de un mes: 28 de abril y 26 de mayo. Una decisión que cuesta alrededor de 130 millones, según las estimaciones realizadas. Si hubiera sido al revés, dirían que la derecha se gasta 130 millones de euros por sus intereses electorales, en vez de dedicarlos al gasto social, la sanidad y la educación. Pero como lo hace el PSOE resulta magnífico, no se lo van a criticar. A eso se suma (después de la intentona frustrada del Domingo de Ramos) que van a utilizar la Semana Santa para la campaña. Un periodo de celebraciones y vacaciones en el que los españoles se interesan poco por la política.