LA gestión sanitaria de la crisis del coronavirus es caótica y la gestión económica es ruinosa. Eso ha motivado que las últimas medidas del Gobierno del PSOE y de Unidas Podemos hayan encontrado críticas de todos los demás partidos, incluidos los que apoyaron al Gobierno de Pedro Sánchez. Sin entrar en las politiquerías, se debe insistir en que el origen del mal está en la pandemia. Por ahí se les ha ido de las manos. Es una pandemia mundial, que en unos países está más avanzada que en otros, y que afecta a todos. Pero no a todos por igual, ni es cuestión de tiempo, ni todos han cometido los mismos errores de bulto. Vuelvo a decir que al final ya se verá dónde hay más muertos y más ruina. A día de hoy, encabezan esa lista Italia y España.

NO se sabe a dónde vamos a parar, pero las perspectivas tienden al pesimismo. Si no se aprueban los coronabonos europeos, algunos economistas ya están alertando de que España quizá deba recurrir a un rescate. Esta es una palabra olvidada: rescate, que sonó mucho en los tiempos de Zapatero y de Rajoy. Al final, dicen que España no fue rescatada, pero como si lo hubiera sido. Sin abundar en las consecuencias, un rescate obligaría a estrechar el cinturón de las cuentas públicas. Y eso pasaría por un recorte drástico de las inversiones en infraestructuras. Resumiendo: siempre que anuncian la línea 3 del Metro de Sevilla viene una crisis que se la lleva por delante. Esta línea es gafe, y probablemente le espera un parón de varios años más.

EN los últimos años, Sevilla ha apostado decididamente por el turismo. En los últimos meses (hasta que apareció la crisis del coronavirus, con sus duras medidas sanitarias y económicas), no se hablaba de otra cosa. Eso lo sabe todo el mundo, y no hace falta detallarlo. Aunque se debe recordar que no incluía sólo a grandes empresas con múltiples proyectos hoteleros, sino también a pequeñas empresas, autónomos que invertían en la hostelería y particulares que alquilaban sus pisos como turísticos para aprovechar el chollo. Todo eso se ha venido abajo. Y, de rebote, perjudicará al consumo en la ciudad, por lo que repercutirá en los comercios, y en los alquileres de locales, y en… Es una cadena que se prolonga hasta lo infinito.

CUANDO pase el tiempo y se haya superado la pandemia podremos valorar mejor lo ocurrido. Ya se sabe que el Gobierno ha cometido errores de bulto, que impidieron controlar mejor la expansión del coronavirus. Por eso España es actualmente el segundo país del mundo con más muertos después de Italia. Pero la pandemia del coronavirus no es igual en todos los países, ni en todas las regiones de España. Aunque no sabemos lo que ocurrirá al final, en Andalucía en general, y en Sevilla en particular, se está controlando bastante mejor que la media española. ¿Por una gestión más eficaz de la Junta? ¿Por suerte? ¿Porque esta es la tierra de María Santísima? Puede que influya todo. Y, por supuesto, la gran lección que están dando los sevillanos.

FUE un hombre que vivió y ejerció sus cargos con discreción. Manuel del Valle Arévalo ha muerto como vivió, fiel a sí mismo. Ha tenido la mala suerte de fallecer en los tiempos del coronavirus, pero de leucemia, lo que le ha restado protagonismo y furores necrológicos. Sin duda, a él no le interesaban las loas funerarias, por lo que tampoco le importaría. Pero Manuel del Valle fue muy importante en la Sevilla de la Transición. Fue el primer presidente democrático de la Diputación Provincial, desde donde se catapultó a la Alcaldía. Ejerció como alcalde durante ocho años, desde 1983, cuando relevó a Luis Uruñuela, hasta 1991, cuando le sucedió Alejandro Rojas-Marcos. Un alcalde socialista entre dos andalucistas.