HAN suspendido los Sanfermines en Pamplona y la Oktoberfest de la cerveza en Múnich, y a continuación confirmaron que no habrá mini Feria en septiembre. Se ha anunciado, precisamente, cuando debía comenzar la verdadera Feria de abril. Ya estaba escrito: era normal que Juan Espadas y Juan Carlos Cabrera intentaran apurar, antes de confirmar la renuncia. Pero es absurdo inventarse un sucedáneo de Feria, cuando están cayendo todas las celebraciones semejantes. En septiembre estaremos desconfinados, se supone, y con cierta tendencia a normalizar la vida, incluso en los bares, con permiso de la ministra podemita Yolanda Díaz, pero hay temor a una segunda oleada del coronavirus en la temporada de otoño-invierno. En Madrid, Díaz Ayuso ha anunciado la suspensión de todas las fiestas y verbenas hasta octubre.

LA rectificación del Gobierno para que los niños puedan salir a pasear ha provocado un cachondeo general. Es un ejemplo más de que el problema no es de izquierdas ni de derechas, sino de ser eficaces o inútiles, como Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Con el terrible problema añadido que ser inútiles cuesta vidas y ruina. En la rectificación de los niños, este Gobierno consiguió aglutinar en contra a todo el arco iris político: desde Vox a los Anticapitalistas. Incluso algunos socialistas horrorizados tuitearon en contra de la medida que anunció María Jesús Montero, cuyo papelón como portavoz está siendo inolvidable. Ya supera a Isabel Celáa, lo que parecía imposible.

UNO de los aspectos más turbios de esta crisis del coronavirus es el Mando Único. Si lo hubiera decretado Mariano Rajoy dirían que es un golpe de Estado. Pero como lo hacen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, no pasa nada, porque tienen bula, y colegas que les siguen el rollo autoritario. Personas que han leído libros, dicen que lo del Mando Único y el Ministerio de la Verdad les recuerda a 1984, de George Orwell, aunque no es lo mismo. De ese autor, a los que no lo hayan leído, les recomiendo Rebelión en la granja, de la que se habla menos, por motivos obvios. Y los que no hayan leído nada, no se crean que este Orwell era un facha, sino que fue anticolonialista, socialista y participó en la Guerra Civil española con los republicanos, de donde salió asqueado de los dos totalitarismos: el de los fascistas y el de los soviéticos.

EL alcalde de Sevilla ha cometido dos veces el mismo pecado: no aceptar la realidad de la suspensión de la Semana Santa y la Feria, y crear expectativas falsas. Pero ha sido un pecado venial, bienintencionado, por querer salvar los muebles. Juan Espadas dijo en un determinado momento que la OMS le debería convencer para la suspensión de la Semana Santa. Cuando lo dijo, lo pensábamos todos, incluso los que ahora se lo echan en cara. No era necesario suspenderla antes de tiempo. ¿Hemos visto pasos en las calles, o algo parecido a una Semana Santa con cofradías? No. Pues entonces… Cada decisión tiene su momento. Pero es cierto que a Juan Carlos Cabrera y el equipo de Fiestas Mayores sólo les queda pensar en la Feria de 2021.

EL mejor articulista necrológico de Sevilla en el último siglo, que es Antonio Burgos, escribió en cierta ocasión que los muertos de agosto pasaban casi desapercibidos. Por lo que era como una desgracia añadida. Cuando el veraneante regresaba a Sevilla, se enteraba de que habían fallecido Fulanito, Menganita, etcétera, y no habían tenido la despedida que merecían. Pues si eso ocurría en agosto, imaginen ahora, en los tiempos del coronavirus. Hoy se muere cualquier jubilado y hasta parece lo de lo más común, toquemos madera de caoba. Pero es injusto. Como lo sería que no tenga el realce debido el fallecimiento de Enrique Barrero González. Fue un personaje importante en la Sevilla de la Transición y también para el Ateneo.