HOY es viernes 13, un día que en otros países europeos se asocia con la mala suerte, las tragedias y los gafes en general. Con más propiedad que el martes 13. ¿Por qué? Pues porque el viernes fue el día en que murió Nuestro Señor Jesucristo en la cruz y el 13 es el número de los asistentes a la Última Cena, contando a Judas Iscariote, que era el traidor del beso que sale de la iglesia de Santiago. Esto lo recuerdo porque el viernes 13 es mejor no salir de casa. Han sucedió muchas desgracias, que se pueden consultar en la Wikipedia. Y ahora, con el coronavirus, estamos en el momento Murphy: si algo puede salir mal, sale peor. El coronavirus ya ha entrado bajo palio en la Moncloa, haciendo estación en la mesa del Consejo de Ministros. Ellos mismos han incumplido sus medidas.

SIEMPRE que ocurre algo que se aparta de lo normal surgen los bulos. Ahora los denominan fake news (o sea, noticias falsas en nuestro idioma), por influencia de las películas, o para acreditar la educación bilingüe. Pero los bulos son muy antiguos. En Sevilla funcionan desde tiempo inmemorial, desde antes de llegar las tropas del Santo Rey, desde antes de Trajano y la Alameda. Por eso, en una situación donde hay tanto en juego (la salud y el dinero, puede que incluso el amor) hay que actuar contra los infundios en las redes sociales. Me consta que en Sevilla el delegado de Seguridad, Juan Carlos Cabrera, y supongo que las demás autoridades responsables, no van a dejar pasar ni una. Hace falta una ejemplaridad disuasoria. Denunciar, detener y sancionar. Ya han abierto diligencias a un muchacho de 21 años que se pasó de listo.

EN estos momentos, la principal inquietud del coronavirus en Sevilla es qué va a suceder con los eventos de primavera. Tenemos en el calendario cercano la Semana Santa y la Feria, además de la final de la Copa del Rey, prevista para el 18 de abril en el estadio de la Cartuja, que debería convertir a Sevilla en la ciudad ideal para el turismo vasco de ese finde, ya que la disputarán Athletic de Bilbao y Real Sociedad. Una final que quizá sea aplazada a mayo. Se debe tener en cuenta que con esos tres eventos está en juego, aproximadamente, el 40% de los ingresos de los hoteles sevillanos en el año 2020. Por no hablar de la hostelería y el comercio en general. Por consiguiente, para cargarse las fiestas de primavera, debería estar muy justificado. No se puede incluir en el paquete de medidas por exceso preventivo, ni por llamar la atención.

ALGUNOS se han dado cuenta de que el coronavirus es verídico cuando la Hermandad del Gran Poder ha prohibido besar el talón del Señor. Como pasa siempre con cualquier decisión de cualquier cofradía es polémica: a unos les parece bien y a otros no. En todo caso, no es pionera, porque el viernes pasado, en el besapié de Jesús Nazareno, de la Hermandad del Silencio, ya se prohibió que los devotos besaran el pie directamente. Aunque en ambos casos se podía pasar ante las imágenes y hacer reverencias. Como ha ocurrido el domingo con otras imágenes sagradas, y como ocurrirá según avance la Cuaresma. Este no será el mejor año para los besamanos y los besapiés del domingo de Pasión, después del pregón de Julio Cuesta.

EL pasado 16 de febrero Renfe inauguró la línea de alta velocidad ferroviaria que conecta Sevilla con Granada en dos horas y media. ¿Es una mejora con respecto a lo que existía? Sí, porque antes tardaban cuatro horas. ¿Es la solución definitiva? No, porque se tarda de Sevilla a Granada lo mismo que de Sevilla a Madrid, cuando la distancia por carretera es casi la mitad. Un tren de alta velocidad entre Sevilla y Granada debería tardar menos de una hora y media. Con un trazado coherente, no como ahora, que pasa por Córdoba. A ningún conductor sensato se le ocurre viajar desde Sevilla a Granada pasando por Córdoba, sino que circula por la A-92 y sin rodeos. Pues con el tren debería pasar lo mismo.