EN la Catedral de Cádiz se inauguró ayer la mejor exposición religiosa organizada en la ciudad en el siglo XXI. Sin duda, Traslatio Sedis debería marcar un antes y un después en los criterios artísticos de la ciudad. Permanecerá abierta hasta diciembre y, si se promociona bien, se convertirá en un atractivo para el turismo cultural en verano y otoño. Esta exposición evoca a Las Edades del Hombre, que han sido un incentivo cultural para Castilla y León en las tres últimas décadas. La Fundación de las Edades del Hombre ha colaborado con la empresa Artisplendore, que ha montado esta exposición. Gracias al gran impulso que le ha dado el obispo, Rafael Zornoza, también hay que decirlo.

LAS elecciones municipales de 2019 se disputarán en Cádiz a cuatro bandas. El equipo de gobierno de Podemos y Unidos irá junto, en torno a Kichi/González. El PP ya sabe que Juancho Ortiz tiene la muy difícil misión de recuperar la Alcaldía mientras se renuevan. Ciudadanos se debe aclarar entre ellos mismos, más aún después de apoyar el presupuesto municipal y de que Juanma Pérez Dorao haya insinuado que ya veremos lo suyo. Y nos queda el PSOE, que compite sin Teófila por medio y con Pedro Sánchez en la Moncloa. Puede tener las llaves del Ayuntamiento, o perderlas para muchos años. Fran  asume su segunda oportunidad.

A veces pienso que en Cádiz no hay paladar artístico en las cuestiones religiosas, o sólo lo tiene una minoría. Esa sensibilidad se ha perdido o se ha vulgarizado, de manera que se equipara lo extraordinario con lo mediocre. Dicho sea, sin minimizar el afecto devocional de las imágenes. Eso a lo que me refiero se verá, por ejemplo, en el Vía Crucis Magno del 7 de julio, cuando saldrán imágenes de Cádiz excepcionales, como el Cristo de la Buena Muerte, Humildad y Paciencia, Columna o Dolores (a la altura de las mejores de España), junto a otras que no resisten una comparación artística. Pero no voy por ahí, sino por algo extraordinario que dentro de un mes se podrá ver: el Cristo de la Buena Muerte en Santo Domingo.

HOY comienza el Mundial para España, auque sin Lopetegui. La vida ha cambiado en el último medio siglo, pero hay algo que permanece inmutable: el televisor del Mundial. Es posible que los mundiales de fútbol se disputen para vender televisores. La cosa empezó con Matías Prats padre, mucho antes de que en Sudáfrica 2010 pasara Iniesta a la historia por marcar el gol de nuestras vidas.  Matías hizo la transición desde la radio a la televisión para narrar los mundiales. Sin embargo, a pesar de todos los inventos modernos de este último medio siglo, a pesar de Internet y lo digital, un Mundial no es un Mundial si no se ve en un televisor, aunque los Q Led de ahora no son como los de antes en blanco y negro. Por eso, venden los de última generación cada cuatro años.

CON razón se tiene a San Antonio por uno de los santos más milagrosos. En Lisboa, las muchachas casaderas le pedían novio, conociéndose milagros casi increíbles. Recordarlo hoy parece machista, pero yo no tengo la culpa de que las muchachas de Lisboa le pidieran un novio a San Antonio. Cosas más raras le habrán pedido, aunque los ateos no crean en los milagros. Cuando llega su día, puede pasar cualquier cosa. Hace tres años pasó que un tal Kichi se convirtió en alcalde de Cádiz. Ayer celebró su tercer cumpleaños, con otro escrito. Y ayer, en el día de San Antonio, ocurrieron fenómenos portentosos: echaron al seleccionador Lopetegui en las vísperas de empezar el Mundial; y dimitió Màxim Huerta, que apenas ha durado una semana como ministro de Cultura.