CADA cual tendrá sus ideas, pero yo opino lo siguiente: dos años después, en Cádiz, nadie ha asumido el cambio. Ni los que cambiaron, ni los que han sido cambiados. Aquí tenemos como un vacío, la sensación de que estamos esperando algo, pero nadie sabe qué: que hagan algo diferente, que presenten una moción de censura, que vuelvan los otros, que no vuelva nadie, lo que sea.  A Kichi unos le atribuyen todas las maldades y los suyos las supuestas bondades. Pero se mira y no se ve nada. Cádiz siempre está esperando un barco, una parada naval, una regata, el fantasma del Vaporcito de El Puerto… Todo esto empezó hace dos años, el último domingo de mayo de 2015.

LOS autobuses desde Cádiz a Sevilla son buenos o malos, según las circunstancias. No es lo mismo si ponen autobuses gratis para ver al Cádiz en el estadio Sánchez Pizjuán que si son autobuses gratis para que los cruceristas llegados al puerto se larguen a ver la Giralda. Según los casos, el buen gadita dice: “Está bien”. O sentencia: “Está mal”. Hemos elogiado los 80 autobuses para ir con el Cádiz CF a Sevilla. Pero ¿y si hubieran sido 80 autobuses de cruceristas pirados? Las protestas hubieran provocado alguna marea. O se diría que la culpa era de las terrazas de los hosteleros, que antes daba gloria verlas, pero ahora estorban.

LA vida política es azarosa. En el ámbito local más todavía. Por eso, se puede jugar a la ruleta rusa, con la intuición de que te podrían matar (políticamente hablando) de todos modos, antes o después. Se sabe que los políticos de raza son como los gatos y tienen siete vidas. En las elecciones primarias del PSOE, con el duelo entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, todos estaban posicionados. El resultado final tenía su morbo. A ver quién cantaba el alirón en la plaza de España y en San Juan de Dios. Seamos serios: no es lo mismo si manda un buen amigo que un enemigo.

UNA lectora amiga, que me lee con buenos ojos, estaba muy contenta con mi artículo sobre las ferias gaditanas. Me dijo: “Tienes toda la razón. En Cádiz hay fobia a las casetas. Y si una mujer se viste de flamenca la miran como si fuera un bicho raro; o como si fuera Esperanza Aguirre infiltrada en una asamblea de Podemos”. Yo le dije que me había quedado corto, pues en Cádiz no sólo hay alergia a las casetas de Feria, sino a las casetas en general. En Cádiz no tienen casetas ni los perros, que son los reyes de las casas, y sacan a pasear a sus dueños. Mi amiga me dijo que ella tiene una perra, que vive en su casa como una marquesa. Y que sólo entra en una caseta cuando la lleva a su chalé ilegal de Chiclana. ¿Lo ves?

AL alcalde de Cádiz, José María González, se la ha notado su faceta de profesor. Esos 15 millones de euros, que le han otorgado merecidamente, con el beneplácito del pérfido Ministerio de Hacienda de Montoro, se han presentado en clave de por fin hemos aprobado la asignatura. Y, además, con buena nota. El corte estaba en 72 puntos y Cádiz ha conseguido 76,5 puntos. Esto parece como si Cádiz hubiera aprobado la selectividad en la EDUSI, que suena como la UNED, a distancia europea. Aunque el verdadero corte se lo han dado a Chiclana, que se ha quedado otra vez fuera, a diferencia de Puerto Real y Rota. Una lástima para José María Román, que ha vuelto a suspender, después de la alegría que le dio Pedro Sánchez. También ha suspendido Irene García con la Diputación, a la que le dijeron que se presentara, a ver, y ya ves.