PARTIMOS de una base científica: los llamados científicos, al principio de la pandemia, no tenían ni idea del Covid 19. Recordemos que a principios de marzo de este año (hace apenas seis meses), cuando preparaban las manifestaciones del 8-M y el mitin de Vox en Vistalegre, la OMS decía que no existía una pandemia en el mundo. Y que cuando descubrieron que sí, pocos días después, y ya había empezado el estado de alarma en España, afirmaron que las mascarillas eran innecesarias. Ustedes pensarán que la OMS tiene poco de científica, y es verdad, son burócratas bien pagados que se enteran tarde. Pero también es cierto que los científicos aún no han conseguido una vacuna de confianza. Y lo que es peor: tampoco un tratamiento eficaz para curar a los enfermos. Hay varias opciones, que prueban según los casos.

LOS últimos días de septiembre son los más tristes del verano en Cádiz. Ha entrado el otoño oficialmente (aunque aquí se intenta estirar el verano hasta el día del Rosario) y en la playa se percibe esa decadencia de lo irreparable, con los niños en los colegios donde empezaron el curso a trompicones, con los padres que trabajan o puede que teletrabajen entrenándose para otro confinamiento. Estos días flota en el ambiente un miedo a lo desconocido. No sólo a las segundas olas, que son más asumibles en una ciudad donde fue frenado un maremoto en la calle de La Palma, sino al qué pasará. Estamos gobernados por personas de decisiones impredecibles, que pueden salir por la vía de Tarifa, o vaya usted a saber por dónde.

EN estos días, cuando empieza el otoño, Kichi está disfrutando su merecida baja por paternidad, pero Martín Vila ya no es alcalde accidental. Así que Martín el Memorioso (apodo de resonancia borgiana), con permiso o sin permiso de Demetrio Quirós, va a aprovechar para tener minutos de gloria con algunas ocurrencias. Ha empezado con la propuesta de retirar el Premio Libertad Cortes de Cádiz a Álvaro Uribe, ex presidente de Colombia, por las acusaciones en su país. Como se ha recordado, también se lo podrían retirar a Lula da Silva, ex presidente de Brasil, al que se lo concedió el Ayuntamiento de Teófila, ya que ha pasado 17 meses en la cárcel. Pero bueno, no se trata de eso, ni de desplumar la lista de los premiados. Se trata de que no sigan escarbando en el pasado que ya pasó, en vez de trabajar mirando al futuro. Y que recuerden el dicho: “Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita”.

TERMINÓ la temporada alta de playas, empieza el otoño y es la hora del balance. Ha sido un año muy raro con el coronavirus y la mascarilla para pasear por la orilla. Una de las curiosidades en las playas gaditanas es que los perros de Camposoto han tenido mejores servicios que los seres humanos de la playa de la Victoria. Las autoridades municipales se han vuelto majaretas y pasa lo que pasa. Lo que ha pasado es que en la playa canina de Camposoto les instalaron duchas para que se asearan. Mientras que en la playa de la Victoria suprimieron las duchas y los lavapiés de las personas humanas para evitar contagios del Covid 19. Es decir, que los perros isleños se han podido duchar gracias a la alcaldesa Patricia Cavada y los humanos y humanas no se pudieron lavar los pies en Cádiz por culpa de Kichi. ¿Eso es científico?

EN Cádiz hay gente con muy mala leche y muy cínica. Eso lo ha dicho Teresa Rodríguez, para defender la baja por paternidad de Kichi, y yo estoy de acuerdo. No con todo lo que afirma en el manifiesto o alegato que ha escrito para defender a su pareja, que se puede entender porque el amor es ciego, pero sí comparto que deben predominar los sentimientos humanos. El alcalde ha sido padre y Teresa Rodríguez ha sido madre, por segunda vez en 18 meses. Hay que felicitarlos por el buen ejemplo que han dado: por ser papá y mamá en tiempos difíciles, por contribuir al aumento de la natalidad, que está fatal en Cádiz. Vienen la mar de bien dos criaturas. Y luego hay que cuidarlas, y esta pareja no tiene empleada de hogar, como ha recordado Teresa. Y conste que no voy a valorar su economía familiar, ni el convenio del personal doméstico. Al pedir una baja por paternidad de 12 semanas, Cádiz va a estar sin su alcalde durante todo lo que resta de 2020.