UN género clásico de este Diario, que ha cumplido más de un siglo y medio, es el reportaje-tango sobre el cierre de un comercio en la calle Ancha. Ahora le ha tocado a El Siglo, el bazar de toda la vida (inventado mucho antes de que llegaran los chinos, y más fino y elegante) que en realidad no ha cumplido el siglo. En Cádiz, un comercio que llegue al siglo es algo rarísimo; y que un periódico cumpla más de un siglo y medio tiene mérito, sobre todo porque sigue perteneciendo a la familia Joly, que lo fundó, y no ha sido como otros negocios que van de mano en mano y lo tiro porque me toca. Sin embargo, se debe reconocer que la calle Ancha tiene un gafe especial, un yuyu del malo.

A Kichi y sus concejales y concejalas también se les debe reconocer el esfuerzo que hacen. Yo los elogio algunos días. Piensen que han evolucionado desde salir agarrados por la Policía Nacional, en un desahucio de la calle Benjumeda, a acudir a Madrid para presentar en Fitur la Regata de los Grandes Veleros, como el principal atractivo del turismo gaditano en 2020. En su último mandato, el alcalde Kichi hace lo mismo que el alcalde Carlos y la alcaldesa Teófila. Todos han apostado por las grandes regatas como uno de los principales atractivos turísticos de Cádiz. Ya quisiera Madrid organizar una Regata de Grandes Veleros, pero el río Manzanares no da para tanto.

HAY que ver el buen resultado que está dando el edificio de Valcárcel. Sirve para todo. Primero para un hotel de cinco estrellas, después para la okupación de un grupo de indignados, a continuación para Facultad de Ciencias de la Educación, y ahora parece que en ese edificio también se podría ubicar el centro de interpretación de las islas Gadeiras. Como pasa siempre que hay una excavación en Cádiz, se descubre algo. A los fenicios no los dejan en paz ni cuando estamos en Carnaval. Y con los romanos siempre hay algo a mano. El rector de la UCA, Francisco Piniella, ha destacado que los recientes descubrimientos no van a perjudicar a las obras de la facultad de Valcárcel.

ESTA es la semana de Fitur, cuando los políticos hablan del turismo. Aunque publican datos optimistas, también está la realidad. En la provincia de Cádiz, han cerrado 38 hoteles en la temporada baja de invierno (que no dura un trimestre, sino cuatro, cinco y hasta seis meses, depende), lo que supone prescindir de 13.587 plazas hoteleras en el litoral provincial. Según los datos que facilitó CCOO, en el litoral andaluz han cerrado un 38,5% de las plazas en temporada baja, a niveles similares a los del otoño-invierno anterior. Significa que desaparecen casi cuatro plazas de cada diez, y que la dependencia estacional es acusada, por más ferias turísticas que visiten en plan pomposo y triunfal. El diputado provincial del Turismo es José María Román, alcalde de Chiclana, que conoce bien este asunto. Por supuesto, la culpa no es suya, sino de las circunstancias.

LA plaza de las Flores es una de las mejores de Cádiz. No sé si la más bonita, pero sí la más apacible. San Juan de Dios, la Catedral y San Antonio son plazas grandes, a veces inhóspitas por los vientos. El Palillero necesita una reurbanización, que la haga más acogedora y que no la relegue a ser una calle comercial más, un lugar de paso. Las plazas de Mina y de Candelaria están esperando a niños del pasado, con sus canicas y trompos, y a un cochecito lerén que las recorra con nostalgia, sintiendo que el tiempo se nos escapa en cada una de las vueltas. La plaza de San Francisco se la han comido los bares. La de San Agustín sólo es una plaza en Carnaval y en Semana Santa. Pero la plaza de las Flores es de verdad, y no se la deben cargar.