EL Gobierno y Cádiz es una pareja que nunca se ha llevado bien. Se han soportado. Cádiz se puso muy contenta en algunos momentos de su historia, en siglos pasados, que no vamos a recordar. Incluso hubo un gaditano, Segismundo Moret, que fue presidente del Consejo de Ministros, de lo que ha quedado un monumento en la plaza de San Juan de Dios, tras varios paseos, como se sabe. En los últimos tiempos, esta provincia ha contado con varios ministros, unos peores que otros. En la ciudad de Cádiz, el Gobierno de Aznar inauguró el soterramiento y el de Rajoy terminó el nuevo puente, todo ello impulsado por Teófila. Pero los indignados hamn votado a Kichi como alcalde y se acabaron las inauguraciones. Ahora los indignados están en el Gobierno de España.

LA gente cree que es una inocentada a destiempo, pero es verdad. El PSOE, a través del Ministerio de Fomento; el PP y Ciudadanos, a través de la Junta de Andalucía; y Unidas Podemos, a través del Ayuntamiento de Cádiz se han puesto de acuerdo en algo: en hacer un museo. En contra de lo que pudieran suponer, no se trata de la ampliación del Museo de Cádiz (el de la Plaza Mina), donde plantean obras menores y el proyecto sigue frenado desde el siglo pasado, sino el Museo del Carnaval. Las obras en el Palacio de Recaño (donde estuvo el colegio de la Torre Tavira y el Conservatorio) ya han salido a licitación, y se supone que estarán terminadas en un año y medio, o puede que antes. Es cierto que en los tiempos de Teófila también dijeron algo parecido, con aquel proyecto de Rafael de Giles en la plaza de la Reina viñera, pero esta vez parece que será la buena.

UNA vez más, comprobamos que la política española imita al Carnaval de Cádiz. La gente de por ahí (los que consiguen las entradas por Internet, sin disfrutar una cola de categoría y con sus broncas) está confundida. La gente cree que Vera Luque, pongo por caso, hace una chirigota con los ministros de Rajoy para criticarlos y burlarse de ellos y ellas. Pero es al revés: Rajoy montó un Gobierno, con esos ministros, para que Vera hiciera una chirigota. La gente está esperando, para el año que viene si Dios quiere, que un autor afamado saque otra chirigota con el nuevo Gobierno. Pues no se ha conocido ninguno (ni de derecha, ni de centro, ni de izquierda) que no sea achirigotado y chirigotable. Pero la gente se puede quedar esperando. Pedro Sánchez ha conseguido algo mejor, un pelotazo: el cuarteto ‘El vicepresidente llorón y tres vicepresidentas del montón”. O sea, el cuarteto vicepresidencial.

EN este país, donde el futbol es un reflejo de la sociedad (“mi religión”, dicen algunos), y va de la mano de la política, lo ocurrido en la final de la Supercopa de España es muy significativo. Primero que se disputara en Arabia Saudí, por motivos comerciales, aunque no hubo ningún llenazo en el estadio, excepto cuando abrieron las puertas. Por un puñado de euros se vende cualquier cosa. También chirría la hipocresía de quienes criticaron a la Federación, por llevarse los partidos a un país donde marginan a las mujeres, como si no lo estuvieran en el Irán de sus amigos, los ayatolás, donde por cierto han derribado un avión civil con 176 pasajeros, sin que se haya aclarado el episodio. Pero vayamos a lo nuestro de hoy, que es la bochornosa concesión del premio de MVP (o mejor jugador del partido) a Fede Valverde, que fue expulsado con roja directa.

LA gente está viviendo la proclamación del Gobierno como si fuera el Gordo de Navidad. Pedro y Pablo los van anunciando poco a poco, y así tiene más emoción. Cádiz está entre las provincias afortunadas. Nos han tocado ¡dos ministerios y una secretaría de Estado! Bueno, les han tocado, para ser más exactos: a dos del PSOE y a una de Podemos. Y los casos no son iguales. En la gran lista que presentó el PSOE por la provincia de Cádiz ha resultado que el número 1, Fernando Grande-Marlaska, sigue como ministro de Interior, mientras que el número 3, Juan Carlos Campo, lo será de Justicia. Y Noelia Vera, la única diputada de Unidas Podemos (ya que el segundo escaño lo perdieron y se lo quedó Vox) será secretaria de Estado de Igualdad. No se puede ganar más con menos.