EN Cádiz, se suele hablar de la decadencia sufrida por la ciudad. En realidad, se habla de la decadencia desde el siglo XIX, cuando se comparaba el Cádiz de entonces con el del siglo XVIII, que fue el tiempo del esplendor con el traslado de la Casa de Contratación en 1717. Sin irnos tan lejos, es evidente que la decadencia se ha debido a causas económicas. Pero ha redundado en una inexplicable falta de interés por el patrimonio gaditano, que es herencia de los tiempos del esplendor. Pocas ciudades españolas tienen los tesoros artísticos que aún quedan en Cádiz. El patrimonio gaditano es más valorado fuera que dentro de la ciudad.
LOS premios y honores que se conceden en la ciudad de Cádiz están sujetos a comentarios. Entre ellos, los más habituales en las conversaciones de los entendidos suelen ser las dedicatorias de calles, y también los de hijos predilectos y adoptivos. Como el Ayuntamiento no los suele conceder de uno en uno, sino a varios de una tacada, las designaciones quedan más repartidas. Y así lo que a unas personas les parece mejor a otras no, y a la inversa. Siempre ha pasado y este año también. Todos los premiados tienen méritos, y otros que pudieran haberlo recibido también. Entre los premiados por el Ayuntamiento, yo me quiero referir a Ramón Velázquez.
EN la ciudad de Cádiz circulan muchos tópicos. Se suele decir que Cádiz es chiquitito y aquí se conoce todo el mundo. La familia Pettenghi es un buen ejemplo. En Cádiz, probablemente se pudiera decir que una persona de cierta edad que no haya conocido a José Pettenghi padre y a José Pettenghi hijo no es gaditano, o estaba muy despistado. Y eso nos remitiría a ese Cádiz vecinal y pueblerino donde casi todo el mundo se conoce. Pero también a ese Cádiz cosmopolita que los Pettenghi llevan en su apellido. Y asimismo al interés cultural de ambos Pettenghi, que eran dos hombres ilustrados, siendo tan distintos de ideas.
ES loable el esfuerzo realizado por el Ayuntamiento de Cádiz para mejorar la iluminación navideña, así como la programación de las fiestas en general. Se suele suponer que lo hacen, básicamente, para potenciar la oferta comercial. No debe ser ese el único fin, ya que también se organiza para conmemorar unas fiestas de origen cristiano que celebra la inmensa mayoría de los gaditanos. No obstante, es cierto que contribuyen a animar las calles de la ciudad, tanto en el centro histórico como en los extramuros. Y que ayuda a crear un mejor ambiente para las compras. Aun así, el problema de Cádiz en estas fechas no es sólo de luces, tiene otras sombras.
LA provincia de Cádiz es una potencia gastronómica. Esto lo dijo Ferrán Adriá, cuando vino para el Innovazul de la Zona Franca. Y lo ha certificado la Guía Michelín. En su nueva edición, como se sabe, la provincia mantiene las tres estrellas del Aponiente, de Ángel León, en El Puerto de Santa María, e incorpora la segunda estrella Alevante, en el hotel Meliá del Novo chiclanero, además de otra segunda estrella para Lu Cocina y Alma, de Jerez. También mantienen su estrella Código de Barra (Cádiz), Mantua (Jerez) y Tohqa (El Puerto). Pero la gran sensación es la estrella concedida al Mesón Sabor Andaluz, que se encuentra en Alcalá del Valle. Por comparar: en Sevilla, capital de Andalucía, sólo hay dos restaurantes con una estrella, y ninguno con dos, ni con tres.