EL padre Luis Jesús Castro Arteaga se ha muerto como vivió: en paz con su conciencia, y sin formar mucho ruido. A los 93 años, cuando estaba en una residencia marianista de Madrid, antes de volver a su colegio de San Felipe Neri, de Cádiz. Escribió Antonio Burgos que las muertes en agosto son peores para las necrológicas. Pues suele ocurrir que los articulistas están de vacaciones y muchos amigos fuera de la ciudad. De modo que son necrológicas como a posteriori. Pero el padre Luis Castro no se merece quedar en el olvido. Ha sido un personaje muy importante en el Cádiz de los últimos 40 años. Reconocido con el título de Hijo predilecto en 2013, en un mano a mano con otro marianista inolvidable, el padre Feliciano Ruiz.

ES lógico que lluevan las críticas a Vox, por el tuit que después borró su concejal sevillano Gonzalo García de Polavieja, en el que calificaba como tarado a Blas Infante. Además de borrarlo, después lo ha intentado suavizar con una serie de elucubraciones lingüísticas sobre el significado del concepto del tarado. Según sus explicaciones, entiendo yo que se le podría aplicar a casi todos los políticos en activo, incluido él mismo. Pero es obvio que, en el uso corriente, el tarado tiene un tufillo claramente despectivo, que colinda con el insulto. Además de que considerar tarado a quien no piensa lo mismo que tú ya está demostrando un totalitarismo total en la ideología política. En resumen, retrata a quien lo dice y revela el populismo maniqueo de Vox.

EN Andalucía existen 13 playas caninas autorizadas, de las cuales sólo hay una en la costa de Cádiz: la de Camposoto, en San Fernando. Esta playa se mantiene porque nadie se atreve a hincarle el diente. He escuchado quejas por ambos sectores. Los caninos lamentan que deben recorrer dos kilómetros por un sendero, hasta llegar a la zona de playa debidamente acotada en la Punta del Boquerón. Los anticaninos lamentan que han reservado para los perros uno de los enclaves paisajísticos más bonitos del espacio natural de la Bahía, donde se ha prohibido el baño de los humanos. Tampoco faltan partidarios de Camposoto que se quejan por el malentendido de considerar toda la playa isleña como canina, cuando realmente no lo es, y tan sólo se ciñe a  una zona acotada.

EN el mes de agosto, todo Cádiz y todos los municipios costeros de la provincia, en general, son zonas de gran afluencia turística. En la capital se montó una polémica que parece bastante obtusa y cateta. Un enfrentamiento entre el Ayuntamiento y la Junta por la delimitación. El principal argumento municipal, según expuso el primer teniente de alcalde, Demetrio Quirós, de Adelante, es que la Junta beneficia a las grandes superficies, porque ahora pueden abrir los domingos. Decir esto en agosto es llamativo. Pues en el comercio se trata de ajustar la oferta a la demanda, en beneficio de los consumidores. Y que abran o cierren las superficies según les interese, tanto grandes, como medianas, pequeñas o unipersonales.

UNO de los problemas del Cádiz contemporáneo es que no apuestan por los grandes eventos. Pasa con todo. Las actuaciones musicales del verano gaditano de 2019 están entre las más flojas de los últimos 50 años. Esta semana, del 15 al 17, organizan el festival No sin Música en el muelle. Sin menoscabo de las actuaciones previstas, el programa es inferior al del Concert Music Festival de Chiclana, o al Tío Pepe Festival de Jerez. No sólo pasa con la música. Otro ejemplo de evento con prestigio perdido: el Trofeo Carranza de este año, que se comenta por su propio cartel. Siempre nos quedarán las playas y los bares. Y la batalla de coplas…