EN Sevilla siguen ocurriendo fenómenos portentosos. Una mañana llueven granizos como pedruscos en pleno mes de julio. Una madrugada del mismo mes el cielo se ilumina con un resplandor impresionante. Rara es la semana que no cruzan el firmamento dos o tres bolas de fuego. Y, por si fuera poco, el Ayuntamiento ha aprobado un documento con 88 medidas para el futuro de Sevilla por unanimidad. Es decir, que los podemitas de Adelante Sevilla y los ultras de Vox también lo han votado, junto al PSOE, el PP y Ciudadanos. De todos los fenómenos portentosos de los últimos días, este es el más impresionante. ¡Qué gran ejemplo para Andalucía, España y la Humanidad! No se recuerda una cosa igual. En el Congreso de los Diputados se retiró Vox de la comisión, y en el Parlamento de Andalucía se fue hasta el PSOE porque el presidente era de Vox. Sevilla es diferente.

EL presidente de la Junta, Juanma Moreno, convocó ayer a los alcaldes de las ocho capitales de provincias andaluzas en el Palacio de San Telmo. ¿Los invitó a una barbacoa, como algunas familias que propagan el coronavirus cuando se reúnen sin precauciones? No, era para ejercer la cogobernanza en esta nuestra comunidad. Por culpa del coronavirus vivimos tiempos diferentes. Antes los gobiernos gobernaban solos, para eso habían ganado las elecciones. Pero ahora, como la gente está que trina, buscan a los demás para compartir las responsabilidades. Empezó Pedro Sánchez, que después de su nefasta gestión de la pandemia pidió el apoyo incondicional de todos para levantar el país que él había hundido previamente. Juanma no llega a tanto, pero ha querido dar un testimonio de la cogobernanza en los tiempos del Covid-19.

EN estos días, el Reino Unido, Francia y otros países europeos (a los que se podría sumar Alemania) le han clavado un rejón de muerte al turismo de verano en España. El Gobierno sigue demostrando su inutilidad. Están aplicando la cogobernanza para lo que les conviene (y así la culpa será de las autonomías), pero resulta que en la Moncloa mantienen competencias como el control de los aeropuertos, que depende de Sanidad Exterior. Están bajo sospecha, por falta de controles más fiables. Por eso, en Europa tienen miedo de España y quieren endurecer las medidas. El aeropuerto de Sevilla cuenta con 74 rutas para este verano. Entre ellas con países que aplicarán restricciones o recomiendan no viajar.

POBRECITA la Velá, que fue proclamada Fiesta Mayor de Sevilla, además de ser la más propia de Triana. Pobrecita, porque todos la elogiaron y el coronavirus se la cargó. Pero, a diferencia de otras, a nadie se le ocurrió organizar una Velá de Santa Ana en noviembre, por el día de los Difuntos, para contrarrestar a Halloween, o algo de eso. ¿Os acordáis de la polémica herética que se montó cuando se hablaba de organizar una Semana Santa exprés en septiembre? Casi acusan de hereje al cardenal Robert Sarah, que lo dijo por dar alegrías. Más sosegada fue la idea de montar una Feria de Abril en Otoño, por San Miguel, más o menos. Nada de nada... Se ha visto que cada santo tiene su día y su temporada.

ES natural que Juanma Moreno y Juan Marín hayan puesto el grito en los cielos de la Moncloa, al conocer el reparto de los fondos del Covid 19. Una vez más, le han dado el cobazo a Andalucía, esta vez con el Covid. En el reparto del sorteo le han tocado 597,6 millones de euros, que no están nada mal si se dice así, a bote pronto del Euromillones. Pero es una minucia si se compara con los 1.495 millones que le han correspondido a Madrid y los 1.246 millones para Cataluña. Ha pasado como en el Gordo de Navidad, que siempre toca en Madrid (mayormente en Doña Manolita, ahora Doña Isabelita, por la señora Díaz Ayuso) y en algunas administraciones de Barcelona (en esta ocasión la del afamado lotero Quim Torra). Por el contrario, a Andalucía, que es la comunidad más poblada de España, sólo le tocan las pedreas y las pedradas, y se conforma con los reintegros. En San Telmo están gafados. El jefe de las loterías trabajó con María Jesús Montero cuando era consejera. ¡Qué tiempos aquellos! Decía lo contrario de lo que dice ahora.