DESDE hace mucho tiempo, quizá desde Velázquez, quedarse a vivir en Sevilla se ha presentado como un sacrificio. “Fulano se pudo ir a Madrid, y hubiera triunfado allí, porque era un gran profesional, o un gran artista, pero prefirió quedarse en Sevilla”, se oye a veces. Y esto se valora como una desgracia, como una decisión valiente para no perder de vista a la ciudad amada, sí, pero a costa de frenar la carrera profesional o renunciar a otros éxitos. Sin embargo, en algunas ocasiones, no se puede interpretar como un sacrificio del cordero degollado profesionalmente, sino tan sólo como un gesto de amor a Sevilla, y puede que a los sevillanos y sevillanas, que son sus habitantes. Es lo que ha ocurrido con el arzobispo, Juan José Asenjo.

PARTIMOS de una base científica: los llamados científicos, al principio de la pandemia, no tenían ni idea del Covid 19. Recordemos que a principios de marzo de este año (hace apenas seis meses), cuando preparaban las manifestaciones del 8-M y el mitin de Vox en Vistalegre, la OMS decía que no existía una pandemia en el mundo. Y que cuando descubrieron que sí, pocos días después, y ya había empezado el estado de alarma en España, afirmaron que las mascarillas eran innecesarias. Ustedes pensarán que la OMS tiene poco de científica, y es verdad, son burócratas bien pagados que se enteran tarde. Pero también es cierto que los científicos aún no han conseguido una vacuna de confianza. Y lo que es peor: tampoco un tratamiento eficaz para curar a los enfermos. Hay varias opciones, que prueban según los casos.

EL miércoles 23 de septiembre de 2020 será recordado en Sevilla como el día festivo del coronavirus. En sus orígenes, debió ser el miércoles de Feria, rebotado del día de San Fernando, el santo patrono de la ciudad. Pero hoy no es miércoles de Feria y los santos del día no guardan relación con Sevilla: San Pío de Pietrelcina y una larga lista en la que aparecen el papa San Lino, Santa Tecla, San Andrés Fournet, San Constancio de Ancona o San Sosso de Misena. En general, santos con nombres poco populares. Para eso hubiera sido mejor poner el festivo mañana, festividad de Nuestra Señora de las Mercedes. Pero estaba gafado desde el primer momento. Iba dando bandazos y, al final, se ha quedado como el festivo del coronavirus.

EL Imserso va a suspender los viajes de la temporada 2020-21. No están los tiempos para bromas. No están para que fomenten las excursiones de los mayores, a cargo de las cuentas del Estado, y los acusen de que quieren reducir el número de pensionistas a lo bestia, u otros chistes de humor negro. Así que van a cortar por lo sano. No habrá viajes bonificados para los mayores y punto. Sin embargo, la Junta de Andalucía ha creado un bono turístico, para pagar la factura en un 25% a los andaluces que viajen por su comunidad. Para Sevilla será un mal menor, quizás una minucia. A falta de chinos y americanos, vendrán almerienses o jiennenses. Buenos son para salvar algunos muebles de hoteles que están en peligro.

EN aquellos días, cuando vivíamos confinados, era frecuente leer declaraciones que decían: “De esta pandemia vamos a salir mejor”, Supongo que lo proclamaban a modo de mentira piadosa, por dar ánimos a las criaturas que no podían ir a los colegios aunque quisieran, a los padres que teletrabajaban, a los autónomos que se arruinaban, a los ancianos que vivían con espanto en las residencias, y demás familia. Ha pasado más de medio año desde que empezó el estado de alarma y el encierro, así como quien no quiere la cosa. Y vemos que ha originado cambios en las costumbres. En Sevilla y en el resto de España. Otro ejemplo: el transporte ya no es lo que era.