HA sido un error garrafal. Un gol en propia puerta del PP gaditano. Como ha escrito muy bien Pablo Manuel Durio, en su artículo del pasado viernes, Bruno juega a…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
ETA fue fundada en 1959, cometió crímenes durante el franquismo, los siguió perpetrando en la democracia, anunció el cese de su actividad armada en 2011, pero no se disolvió oficialmente hasta 2018. ETA duró casi 60 años; es decir, 20 años más que el franquismo, y de ellos más de…
SÓLO algunos se han atrevido a decirlo, pero conceder la amnistía a Puigdemont y demás condenados es un agravio al Rey. En esta semana, cuando la monarquía ha adquirido protagonismo con la jura de la princesa Leonor, no se debe olvidar lo que ocurrió en Cataluña en 2017. El 3 de octubre, dos días después del referéndum ilegal (por el que fueron condenados unos y por el que otros huyeron como prófugos), el Rey se pronunció en defensa de la Constitución y el Estatuto, y contra el referéndum ilegal, en un discurso que se debe reproducir para quienes tienen mala memoria histórica. Seis años después, con la amnistía, se obligará al Rey a un trágala. A pesar de que los de Junts, ERC y los comunes de Ada Colau no le han pedido perdón por los muchos desprecios desde su discurso.
NOVIEMBRE es el mes en que se recuerda a los fieles difuntos y se vuelven los ojos misericordiosos hacia la eternidad. En Cádiz hay dos eternidades: la vida eterna (propiamente dicha) y los proyectos que venden todos los años y no hacen nunca. Antonio Sanz, al presentar los presupuestos de la Junta de Andalucía, dijo que el Gobierno andaluz se preocupa mucho por Cádiz y que la tiene muy en cuenta para las cuentas. Pero pasará otro año sin que avancen sustancialmente en los proyectos del Hospital de Puntales y la Ciudad de la Justicia. Y sin que se concrete qué va a pasar con el edificio de Valcárcel. Son tres clásicos gaditanos, que por cierto no tienen la misma utilidad.
PARECE que Sevilla es diferente en la política española. Al menos eso cabe deducir de lo ocurrido con las ordenanzas fiscales del Ayuntamiento. Se supone que hoy serán aprobadas en el pleno extraordinario, tras el acuerdo entre el PP y el PSOE. El alcalde, José Luis Sanz, quería un acuerdo amplio y lo cerró tras una reunión del delegado de Hacienda, Juan Bueno, con la concejala socialista Sonia Gaya. No ha sido gratis et amore, sino porque el PP aceptó 15 de las 20 enmiendas que el PSOE había presentado a las ordenanzas fiscales, lo que supone el 70%, y porque entre ellas están algunas de las principales peticiones.
ESTE es uno de los puntos de debate de la identidad gaditana: los Tosantos frente a Halloween. Al llegar estas fechas, se vuelve a abrir el debate. ¿Qué es más nuestro? Los Tosantos. ¿Qué es más popular para la infancia y la juventud? Halloween. Ergo existe un problema que debe ser resuelto. Los que más se rasgan las vestiduras con Halloween insisten en que es una costumbre bárbara, que han popularizado los yanquis. Hasta se ha llegado a decir que entró en Cádiz a través de la Base de Rota, lo que sería harto discutible. Por lo demás, relacionarlo con las fiestas de los espíritus que conmemoran en México y otros países hispanoamericanos supone una deriva antropológica que nos aleja de lo primordial.
FUE muy duro ver a Juan Espadas en el Comité Federal del PSOE aplaudiendo el discurso de Pedro Sánchez a favor de la amnistía a Puigdemont y sus compinches. Es verdad que fue de los últimos en aplaudir, y que no se le notó entusiasmo. Pero fue muy duro por lo que supone: la sumisión del PSOE de Andalucía, cuyo líder ya no defiende los intereses de su tierra. Es la liquidación del espíritu del 28-F en las filas del PSOE, que levantó aquella bandera blanca y verde cuando hacía falta. Y que consiguió entrar con ella en la Moncloa, de la mano de dos sevillanos: Felipe González y Alfonso Guerra, aprovechando el trabajo de Rafael Escuredo, otro sevillano, que entonces presidía la Junta de Andalucía.