LA devoción a la Virgen del Rosario forma parte de la historia de España y la humanidad cristiana. En Cádiz, cuenta con el valor añadido de ser la Patrona de…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
TODAVÍA quedan trianeros y trianeras viviendo en Triana. Son menos que hace medio siglo, aunque no han sido declarados vecinos en riesgo de extinción. En estos días de octubre, cuando el verano todavía asoma la patita por debajo de la puerta del otoño y se despoja de los últimos calores,…
HE escrito en varias ocasiones que la estrategia electoral del PSOE pasa por hinchar a Vox. Por eso, lo que hace Pedro Sánchez va en esa dirección. Con un PP debilitado y un Vox fortalecido la diferencia entre las fuerzas del centro-derecha y la extrema derecha se quedaría diluida. Y…
EL sueño del PP sevillano es que un día se despiertan y resulta que han ganado las elecciones autonómicas en la provincia. Con tono evangélico, se puede pensar que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja. En las siete restantes provincias andaluzas tienen más posibilidades. Sobre todo en la Andalucía marinera, que es más pepera. Pero el agro sevillano parece que es la reserva espiritual del Occidente socialista. Y siempre les quedará Dos Hermanas, donde Quico Toscano se ha convertido en un líder del sanchismo, tan cercano como está de Triana, y no digamos de Bellavista, donde comenzó la cosa.
EN la última jugada del partido perdió el Cádiz, con un penalti que el árbitro Pulido Santana pitó casi antes de que cayera el jugador del Getafe. Así como en otras ocasiones el Cádiz ha obtenido puntos sin méritos relevantes, ayer se mostró superior al Getafe en muchos tramos del partido. Le faltó la intensidad de otras veces. Defendieron mal las tres jugadas que acabaron en gol. Se sobrepuso dos veces. Y cuando el 2-2 era el merecido fruto de ese esfuerzo, en la última jugada del partido, con el tiempo al límite, llegó el penalti que destrozó todo.
LA buena gente no se da cuenta de las dificultades de ser político. Sobre todo no valoran el riesgo especial de ser consejero de la Junta de Andalucía. Un día planteas un proyecto, y la buena gente piensa que las obras avanzan solas, y que los ladrillos se van ajustando como por arte de magia potagia. Pues no. No es tan sencillo, ni tan rápido. Cuando prometieron la última promesa de Valcárcel, lo dije: “Si no lo veo, no lo creo”. Esto se aprende de Tomás, aquel discípulo de Cristo que quería meter los dedos en las llagas. Tomás no estudió en el Valcárcel antiguo, ni salió nunca de cargador en La Palma. Pero, si viviera ahora, sería raro que se matriculara en Valcárcel para Ciencias de la Educación. Tomás allí no metería los dedos en las llagas, sino en el ojo de alguien. Tampoco es seguro que pudiera dormir en ese hotel.
EN ciertos sectores gaditanos existe la impresión de que el Museo del Carnaval no le interesa a nadie. Es decir, se trataría de algo de lo que se habla mucho, pero bajo el peso de una indiferencia generalizada. Pues parece obvio que si tuvieran verdadero interés, ya estaría abierto; y se podría visitar hoy, mañana, o pasado. También influye que se ha utilizado como un arma arrojadiza entre los políticos de los diferentes partidos, y entre los carnavaleros más reivindicativos.
CON la muerte de Enrique Treviño, hemos perdido el último héroe de las Filipinas de aquellas radios gaditanas. Durante más de medio siglo fue la voz del Carnaval de Cádiz desde los micrófonos de Radio Juventud. Existió un Carnaval durante el franquismo; y fue el que retransmitió Enrique, que ponía su voz para que llegaran aquellas coplas, algunas censuradas y otras no hacía falta. Que no eran de unos pringaos, sino de autores como Paco Alba y Enrique Villegas, y de todo lo que vino después, con el niño Antoñito Martín, y con Pedro Romero, y con los Majara de El Puerto, y con Joaquín Quiñones, y hasta con Martínez Ares, al que también retransmitió Enrique Treviño en ese medio siglo, como a las chirigotas de Fletilla y a los coros del Quini y a los cuartetos del Peña, y a muchos de los que envejecen y todavía se consideran nuevos carnavaleros.