LA devoción a la Virgen del Rosario forma parte de la historia de España y la humanidad cristiana. En Cádiz, cuenta con el valor añadido de ser la Patrona de…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
TODAVÍA quedan trianeros y trianeras viviendo en Triana. Son menos que hace medio siglo, aunque no han sido declarados vecinos en riesgo de extinción. En estos días de octubre, cuando el verano todavía asoma la patita por debajo de la puerta del otoño y se despoja de los últimos calores,…
HE escrito en varias ocasiones que la estrategia electoral del PSOE pasa por hinchar a Vox. Por eso, lo que hace Pedro Sánchez va en esa dirección. Con un PP debilitado y un Vox fortalecido la diferencia entre las fuerzas del centro-derecha y la extrema derecha se quedaría diluida. Y…
ES una retirada a tiempo. Es decir, a tiempo de convertirse en uno de los personajes míticos del Carnaval de Cádiz, sin insistir en el juego sucio de destrozarse los grupos unos a otros, como acostumbran las comparsas en los últimos años. A tiempo de quedarse fuera de las pequeñas miserias, como si una comparsa tiene dos o tres puntos más, o si este cuenta con más amigos en el jurado. Aparte de que Cádiz, con su ausencia, podrá valorar (con Antonio Martín vivo y coleando) el hueco insustituible que se queda, que será el de la esencia de las comparsas, cuando eran reconocibles, sin buscarle los tres pies al gato que maúlla no se sabe por qué.
ANTES de que apareciera la nueva política, en Cádiz la marea más conocida era la del restaurante de Mikel Elorza en el Paseo Marítimo. También estaba el chiringuito La marea, de la misma propiedad, que no se instalaba en invierno, pues no era costumbre. Igualmente se conocían en Cádiz las mareas altas y las mareas bajas. Así como en verano se hablaba de las mareas de Santiago, cada vez menos, porque con el calentamiento global, las arenas de Costas, o lo que sea, las mareas de ahora ya no son como las de antes, cuando las olas llegaban a veces hasta el Paseo Marítimo. En aquellas viejas mareas no había camisetas de colores, ni se veía a gente de Izquierda Unida y Podemos.
VERDADERAMENTE corren tiempos difíciles, y son malos tiempos para la lírica, como diría Bertolt Brecht. Ustedes lo están viendo. El mundo se ha enloquecido. En plan totalmente Murphy, cuando puede ocurrir algo malo, sucede algo peor. Ahí está el Brexit. Ahí tenemos a Donald Trump en la Casa Blanca. Ahí hemos visto las inundaciones de Málaga, justo el día antes de llegar Hollande para una cumbre hispano francesa con Rajoy. Ahí nos hemos enterado de que lo ha invitado a una reunión en París. Hollande quiere que España forme parte del núcleo fuerte de Europa, junto a Francia, Alemania e Italia. Es para echarse a temblar.
HAY que ver lo que cambia la vida de un siglo a otro. Lo pensaba al leer la crónica sobre el derribo de las murallas de Cádiz (un hecho acaecido el 3 de marzo de 1906), que publicó Diego Joly en el Diario recientemente. Aquello se vivió en Cádiz como un acontecimiento estupendo, un símbolo del progreso para una ciudad que se abría al mundo. Todavía no tenían en mente cambiar el PGOU de la plaza de Sevilla. Sin embargo, ahora uno de los argumentos que esgrimieron contra el hotel de Renfe es que taparía las murallas, o lo que queda, se entiende. Porque todo el frente del muelle se lo llevaron por delante a principios del siglo pasado.
TARDE malange y grisácea que pareció contagiar al Cádiz. No se le vio esta vez como un equipo con recursos para estar arriba. Pareció como si después de lo ocurrido en Getafe (donde le escamotearon un punto para afirmarse), no se lo terminaran de creer. Hay que ser realistas para ver que el objetivo de la fase de ascenso será muy difícil. El Levante ya es inalcanzable y el Girona va en busca de ese camino. El Cádiz aún está en el pelotón de los que pelean detrás por los puestos de promoción. Y, si miramos a los de abajo, el puntito de ayer no está mal. Aunque sabemos que no fue bueno para aumentar las ilusiones.