HEMOS leído en la prensa (o sea, en el Diario) que este verano no van a funcionar los lavapiés ni las duchas en las playas de Cádiz, según ha confirmado…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
FALTAN siete días para las elecciones en el País Vasco. Los de EH Bildu sueñan con ganar. Sería su primera vez. ¿Pasearán en gabarra? El mejor padrino para botarla sería Pedro Sánchez, que tanto les ha ayudado, hasta el punto de que ya pocos se acuerdan de que son los…
EL turismo está de capa caída y apretándose el cinturón de esparto, ya se sabe, pero algún día volverá por sus fueros. Con permiso de los confinamientos. Pero el turismo se debe preparar y diversificarse, especialmente si nos espera una Semana Santa sin procesiones y una Feria sin casetas. Antes de la pandemia, en algunos países con mejores datos que España, estaban promocionando el llamado Dark Tourist, sobre el que se ocupó The New York Times (la biblia de las tendencias viajeras). Ese turismo de la oscuridad se basa en los horrores y la repelencia, sobre la base de un lema que nos suena a algo: “Cuanto peor, mejor”.
EL Puente de la Constitución de 1812, al que la gente llama el Nuevo Puente de Cádiz, ha cumplido sus primeros cinco años. No le han organizado una fiesta en el McDonald’s, ni nada de eso, sino que se ha recordado su aportación para la ciudad. Fue la obra pública más costosa del siglo XXI. Sin embargo, en contra de lo que dicen algunos, no fue un capricho de Teófila Martínez. Se pudo hacer más barato, eso sí, porque se encareció con Magdalena Álvarez por motivos políticos (como las reivindicaciones de los astilleros) y por el largo retraso de las obras públicas. No obstante, Javier Manterola es autor de una obra emblemática, que en Cádiz se valorará mejor cuando pase el tiempo y tenga otros dirigentes.
EN los bares sevillanos no se hablaba ayer de otra cosa. El bar ya no es lo que era antes del coronavirus. El bar está deslucido. En el bar la gente ya no desayuna manchando el periódico de aceite o mantequilla, mientras habla a gritos al fulano de al lado, comentando el partido de ayer. En el bar, con un poco de suerte, te sientan en la terraza a dos metros de la mesa vecina, donde puede haber alguien que mueva el sillón (como si fuera Pablo Iglesias) para complicar las cosas y entrar en la zona de alto riesgo. En el bar es raro que un camarero no sufra una desgracia. Ha pasado hasta en los restaurantes de tres estrellas Michelín, hasta a los hermanos Roca, o Ángel León, en su Aponiente, de El Puerto. Pues en el bar, a pesar de todos los pesares y los quitapesares, el VAR es el protagonista. Es un gran invento, que ayuda para mantener a la gente distraída y que no se acuerden de que va en aumento el número de muertos.
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos y malos, y donde volvió a demostrar que sólo puede suplir a base de coraje la falta de nivel futbolístico. Pero se puso con ventaja y no pasaban excesivos apuros tras el empate del Sevilla. Hasta la jugada fatídica del 1-2. Tras un error del árbitro Medié, que no pitó una falta previa bastante clara al Choco Lozano, en plena desubicación de los centrales Cala y Mauro, que dejaron a Munir solo para que resolviera el partido. En otro error de la defensa, ya con el equipo desmoralizado, Rakitic agrandó el resultado para el Sevilla.
EL Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tiene como objetivo perpetuarse en el poder. No se trata sólo de que la legislatura dure los cuatro años, sino seguir, seguir y seguir. Incluso superar la permanencia de Felipe González durante más de 13 años. Para ello, a falta de una buena gestión (es imposible), tienen como estrategia volver al enfrentamiento de las dos Españas. Ojo: no es una casualidad, sino una causalidad, una intención evidente. Creen que con las dos Españas a la greña llevarán las de ganar, porque recuperarían a personas izquierdistas que ya están desencantadas. Para ello, necesitan agitar los fantasmas de Franco y su tiempo, atacar a la Monarquía y mitificar la República, aprovecharse de la división entre ricos y pobres en vez de corregirla... Buscar la fantasía, ya que la realidad de sus fracasos es muy dura.