ESTO parece una locura, pero tiene fundamento. Una vez más, el mundo imita al Carnaval de Cádiz, que sólo por eso ya debería ser Patrimonio de la Humanidad. Vean que ahora algunos pelotas americanos han pedido el Nobel de la Paz (nada menos) para Donald Trump, porque se va a entrevistar con el líder coreano Kim Jong-Un (puede que en Mongolia o en Singapur) y van a arreglar el mundo, y acabar con la amenaza nuclear, la guerra de las dos Coreas, y todo eso. Y digo yo, y ahora lo explico: en tal caso, el Nobel de la Paz se lo deberían dar a El Selu (que es el Trump verdadero) y la reunión hacerla en Cádiz, en el Palacio de Congresos (como aquella Cumbre Iberoamericana), y que cante la chirigota ‘Grupo de Guasa’, que es la que les ha dado la idea de juntarse.

ES curioso ese afán de los dirigentes municipales de Cádiz por llenar los alrededores de la estación de zonas azules y naranjas. Siendo el alcalde González de Podemos, parecería más lógico que las hiciera moradas, o incluso rojas, ya puestos, en vez de azules, que es el color del PP de Rajoy; o naranjas, que es el de Ciudadanos de Rivera. Pero se debe añadir que en los terrenos de la antigua estación de autobuses, y en esos aparcamientos sitos junto a la Cuesta de las Calesas, lo que deben construir es una zona verde. Según el PGOU (que no sirve para nada), lo que se debe abrir allí es un gran parque, con sus árboles y todo lo demás. Por el contrario, es poco progresista llenarlo de coches.

A propósito de la polémica sobre la carrera oficial gaditana: aunque parece de sentido común que recuperen la calle Ancha, eso no significa que la calle Nueva sea irrelevante en Cádiz. Ancha debe ser a la Semana Santa lo mismo que Nueva al Corpus: la calle principal para esas festividades. Ciertamente, la calle Nueva no es ajena a la Semana Santa. Es histórico que allí alcanzaba la Madrugada gaditana sus mejores momentos, cuando pasaba el Nazareno camino de Santa María y, algunas horas después, con el Perdón camino de El Pópulo. Pero no era carrera oficial de las cofradías, sino la gran calle de la carrera de Corpus, incluso con los soldados de guardia. Ahora Nueva mantiene parecidos con Ancha, empezando por su lamentable decadencia.

SI el alcalde de Cádiz, José María González, decía que Juancho Ortiz y quienes han criticado su viaje al Sahara son “de extrema derecha”, yo debo ser de extrema izquierda. Me ha parecido estupendo que el alcalde y Martín Vila hayan viajado a los campamentos saharauis. Así verán que en Cádiz no estamos tan mal, hay sitios peores. Y, además, que esperamos los beneficios culturales y económicos que se derivarán para Cádiz de dicho viaje, aunque todavía no lo hayan explicado con detalle. También me parece estupendo que el edil David Navarro, después de que le aprueben los presupuestos (incluso con la indulgencia de algunos que lo reprobaron), haya viajado a Costa Rica para conseguir que Cádiz sea nombrada Capital Iberoamericana del Carnaval.

ALGUNAS veces los políticos simples caen en sus propias trampas. Es lo que ha pasado con las reacciones a la dimisión de Cristina Cifuentes. Desde que ocurrió lo del máster de la Universidad Rey Juan Carlos estaba claro que era víctima de un chantaje político. Sin embargo, cuando han salido las imágenes del presunto hurto de dos cremas de cosmética (valoradas en 40 euros) en un supermercado de Eroski, algunos lo han entendido. Podemos y PSOE aprovecharon el máster para una moción de censura a Cifuentes. Aun así, Pablo Iglesias denunció ayer el “periodismo de cloacas” con el que sectores “de ultraderecha” han acabado con Cristina Cifuentes. Iglesias llegó a hablar de “gentuza para destruir a un ser humano”. Se le ha caído la venda de los ojos.