LOS buenos gaditas se rasgan las vestiduras porque se van a quedar sin actividades en Carnaval y en Cuaresma. Pasa lo de siempre: está muy bien la prevención, yo la…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ENTRE las medidas más discutidas y discutibles para frenar la pandemia están los aforos. En la práctica habitual se han convertido en un comecocos, y han degenerado ante la pasividad de las autoridades. De nada sirve que Juanma Moreno y Juan Marín eleven o disminuyan los aforos si después la…
HA llamado la atención que el nuevo presidente de los EEUU, Joe Biden, comenzó la jornada de su toma de posesión asistiendo a una misa en la Catedral católica de San Mateo, en Washington. No sé por qué ha llamado la atención, ya que Biden nunca ha ocultado sus creencias…
TIENE mandanga que Podemos acuse a Teresa Rodríguez de ser una tránsfuga, y que el Parlamento de Andalucía lo acepte. Con eso se confirma que el partido de Pablo Iglesias devora a sus hijas políticas, cual un Saturno desmadrado. Sólo le interesa que él, su señora, y sus palmeros y palmeras sigan en el poder, jornales para los suyos, y arrasar con cualquier atisbo de disidencia, mientras habla de transparencia. Dime de lo que presumes y se verá de lo que careces. Como no soy podemita, tampoco me importan demasiado sus asuntos internos, pero es injusto el tratamiento inhumano a una buena madre como Teresa, que además ha contribuido al auge de su grupo político, al que llegó cuando era un nido de indignados procedentes de La Tuerka.
AL final de esta pandemia pasará lo mismo que un siglo antes: así como hubo una gripe española ya tenemos un coronavirus español. Está demostrado que la gripe de 1918 no se originó en España (unos dicen que en China, pero parece más probable en EEUU), sino que el mundo ya nos odiaba, para variar. La Primera Guerra Mundial favoreció la movilidad con las tropas, y aunque España era neutral aquí murieron unas 200.000 personas. Al conmemorar el centenario todo se parece demasiado a lo que ocurrió entonces. Donald Trump y Santi Abascal hablan del “virus chino”. Algunos científicos conspiranoicos (o paranoicos) apuntan que fue creado en un laboratorio de Wuhan, y que no es cosa de murciélagos ni pangolines. Los científicos más creíbles insisten en que nadie lo inventó, y que no ha sido el primero ni será el último que forma un lío.
POR culpa del coronavirus maldito se han cargado el puente de Todos los Santos y sus fiestas anexas. Parece obra del demonio (al que repelen siempre los santos), pero la culpa es de la cogobernanza del bien y el mal, que en última instancia sí podría ser un invento del Maligno. Porque se han juntado el hambre con las ganas de comer los huesos de santo y los buñuelos, incluso los panellets (que suenan a chuches del Frankenstein catalán), y así les han salido unas medidas estupendas para encerrar a la gente. El coronavirus va a su manera, como Frank Sinatra, y llega hasta la cocina de los bares y restaurantes, que cerrarán antes. El coronavirus va a su manera, sin control, porque los rastreadores son los últimos en enterarse, como la chirigota del Yuyu. España no es como China, donde encerraban a los contagiados, pero los encerraban de verdad, no para que salieran de paseo por el perímetro de los confinados.
ANTE la segunda ola del coronavirus (¿o es ya la tercera?) la Junta de Andalucía establece nuevas medidas. Tanto Juanma Moreno como Juan Marín han indicado que se adaptan a las circunstancias y “a los criterios sanitarios”. Aunque el presidente es del PP y el vicepresidente de Ciudadanos, en Andalucía hay menos discrepancias que en Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado se fastidian entre ellos mismos. Aquí cada cual puede decir una cosa y al día siguiente la contraria, como le ocurrió a Juan Marín con los viajes a Andalucía en el puente de Todos los Santos. Después se justificó, recordando que las cosas cambian de un día para otro. Por lo tanto, van probando. Cuando no funcionan unos principios, buscan otros. Es la sabiduría según Groucho Marx. En España siguen los palos de ciegos, a ver si sale bien por casualidad; y eso es lo que más preocupa a quienes sufren el toque de queda y el confinamiento perimetral.
UNA de las mayores desgracias de Cádiz es que no se sabe promocionar. Ojo, que no digo vender, pues no está a la venta. Pero no hay habilidades para el marketing de esta ciudad trimilenaria, la más antigua de Occidente, según se decía, donde la Dama de Cádiz resultó ser un tío, lo que demuestra que aquí han pasado cosas raras desde tiempos inmemoriales. Cádiz tiene puntos negros, pero también fortalezas que en otros lugares serían el orgullo de sus habitantes. Voy a citar dos ejemplos recientes. Uno: la puesta de sol de la Caleta ha sido elegida la más bonita de España por los lectores de la revista Condé Nast Traveller. Otro: esta ciudad es la capital española con menor tasa de contagios en el coronavirus, a pesar de los pesares. ¿Qué se diría si en vez de Cádiz fuera Sevilla o Málaga? ¿Habría toque de queda? Y no digamos Madrid, ombligo de la nación.