PARA ser fraile piden tres votos: obediencia, castidad y pobreza. Para ser alcalde o concejal no piden todavía esos tres votos, pero en la práctica es como si los exigieran.…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
EN la polémica interna del PSOE por las consecuencias de una amnistía a Puigdemont, se ha demostrado la falta de liderazgo del socialismo andaluz. Del PSOE-A actual, quiero decir, pues parece que el PSOE de Andalucía aún es el de Felipe González, Alfonso Guerra, José Rodríguez de la Borbolla o…
OTRA vez los del PP han caído en una trampa de Pedro Sánchez, por culpa de la caverna madrileña. El debate político estaba centrado en la amnistía y la autodeterminación. Y entraron al trapo de las lenguas cooficiales. Es cierto que todos los diputados entienden el castellano o español, y…
DECIR que la vicepresidenta Yolanda Díaz viajó a Bruselas para tontear con Carles Puigdemont por libre, sin que lo supiera Pedro Sánchez, es uno de los mejores chistes de la última semana. Esta señora es la voz de su amo político, y está dispuesta a lo que haga falta para seguir en su cargo. Yolanda, la de las sonrisitas, hizo el ridículo con Carles, porque tiene un afán de protagonismo desmesurado. Fue la primera en politizar el caso del beso estúpido de Luis Rubiales, para cuyo entierro no tenía vela. Y ha sido la primera en hacerse la foto con Puigdemont. Cumpliendo un servicio para su jefe.
DESDE la Transición democrática, en Cádiz hemos tenido cuatro alcaldes: Carlos Díaz (PSOE), Teófila Martínez (PP), José María González Kichi (Izquierda Gaditana de Adelante, o lo que sea) y Bruno García (PP). Todos han organizado grandes regatas. La de este fin de semana, la pidieron con Kichi y la han rematado con Bruno. Cualquier alcalde o alcaldesa de Cádiz se pirra por montar algo vistoso en el muelle. Dicen que la ciudad vive de espaldas al puerto. Esto se dice desde que lo aprovecharon para derribar las antiguas murallas en 1906. Pero la gente que se pone de espaldas es porque no quiere mirarlo de frente.
EL final de las vacaciones de agosto desembocó en una tormenta (ahora llamada Dana) y en un crimen de violencia de género en Sevilla. Este último suceso ha provocado la lógica alarma. Al coincidir con otro en Villanueva del Arzobispo (Jaén), han vuelto a esgrimirse las estadísticas. Casi siempre con el afán preconcebido que las caracteriza. Se ha destacado (y es cierto) que en España han asesinado ya a 42 mujeres en lo que va de año (12 más que en el mismo periodo de 2022); y que Andalucía, con 15 muertas, es la comunidad con más casos registrados. Es decir, un grave problema que no va a menos, sino a más. A pesar de las inversiones de los poderes públicos, tanto el Gobierno como la Junta.
NO era sólo un buen muchacho, que salía de figurante en algunas agrupaciones de Carnaval. Si nos referimos a Francisco Moray Velatta, que era su nombre en el DNI, quizá pocos sepan identificarle. Pero Paquito del Mentidero era un personaje del Cádiz profundo, esa ciudad que ya casi no existe, y a la que no se debería ver nunca con menosprecio, ni con falsa superioridad cultural. Al contrario, Paquito era gadita, no sólo gaditano, y encarnaba las esencias festivas del Mentidero, uno de los tres barrios del folklore local, junto a Santa María y La Viña. Aunque también el más olvidado de los tres, el más venido a menos en los últimos años, cuando los pisos turísticos, la impersonalidad y una pátina de decadencia lo han sacudido demasiado.
UN Gobierno progresista del PSOE sanchista (y las expertas en sumar lo peor de cada casa) nunca tiene la culpa de nada. Mientras que un Gobierno peperoni siempre tiene la culpa de todo. De lo que se deduce que unos son muy listos y los otros… pues no. Se ha visto, una vez más, con la alerta meteorológica de la Aemet, que se equivocó al avisar que se batiría el récord de precipitaciones de todos los tiempos en Madrid, capital de España. Aunque, ciertamente, llovió mucho en Toledo y el sur de la comunidad uniprovincial madrileña. También se vio con el gran carajal que montó Renfe el lunes, a cuenta de los problemas del AVE, con retrasos de varias horas, pérdidas de conexiones y de viajes en la fecha del inicio de vacaciones de septiembre y un tremendo estropicio, que sembró el caos en la estación sevillana de Santa Justa. Contrasta eso con lo que sucedió en enero de 2018.