SER gaditano de nacimiento es lo peor que te puede pasar para tener un reconocimiento en Cádiz. Desde que fue restaurada la democracia, todavía ninguno de los que han ejercido…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
FALTAN siete días para las elecciones en el País Vasco. Los de EH Bildu sueñan con ganar. Sería su primera vez. ¿Pasearán en gabarra? El mejor padrino para botarla sería Pedro Sánchez, que tanto les ha ayudado, hasta el punto de que ya pocos se acuerdan de que son los…
SE ha puesto de moda publicar previsiones para 2050. En otros tiempos, las adivinanzas para el futuro las hacían los profetas y los pitonisos. El más famoso era Nostradamus, sin contar a Rappel, que parecía más castizo. Siempre que elegían a un Papa nuevo, desde Pío XII en adelante, se decía que sería el último, y que el último sería muy raro (algunas fuentes decían que sería negro). Cuando eligieron al actual, el argentino Francisco, dijeron que ya teníamos el papa negro, porque era jesuita. Pero, de momento, no ha llegado el Apocalipsis, sobre el que escribió San Juan en la isla de Patmos, mucho antes de que se hablara del cambio climático y apareciera Greta Thunberg. Con esto quiero decir que el mundo se acabará algún día, seguro, aunque utilicemos coches eléctricos y circulemos por el carril de las bicicletas de Cortadura a la Caleta.
LA exposición se titula: Gran Poder: Mesa te esculpió, Sevilla te hizo. 400 años de devoción. Ahí está resumido todo. El Señor es una imagen tallada por Juan de Mesa, pero lo hace Sevilla y lo mantiene vivo con cuatro siglos de amor y devoción. Sólo en Sevilla se puede organizar una exposición como esta, en la que los sentimientos están a flor de piel y se palpa la presencia del Señor, que paradójicamente se expresa en ausencia de la imagen que nutre esa fuente de devoción. Esta va a ser la gran exposición de pre Cuaresma y los primeros días de Cuaresma de este año 2020, en el que se conmemoran los cuatro siglos del Señor de Sevilla. La clausura tendrá lugar el domingo 8 de marzo. Hasta entonces aprovechen: es la oportunidad de presenciar algo irrepetible para nuestras generaciones.
PARA entender lo que está ocurriendo en la Catedral Vieja, o parroquia del Sagrario y de la Santa Cruz, es preciso remontarse a algunos precedentes. No se trata de que las capillas de Sanidad y el Perdón se hayan inundado, y que éstas quieran que se lo repare la Junta de Andalucía. Se trata de que siendo Manuel Chaves presidente de la Junta alcanzaron un acuerdo con el Obispado, donde todavía estaba como prelado Antonio Ceballos, para que la Catedral Vieja acogiera una exposición de Andalucía Barroca, organizada por la Consejería de Cultura, a cambio de lo cual la Junta se comprometió a realizar unas obras de reparación y adaptación. Lo más llamativo se hizo en el Torreón del Sagrario, que desde entonces ha sido usado de vez en cuando como espacio expositivo.
LA fase preliminar del COAC no está bien definida y es lo más polémico. Unos abogan por la preselección en un escenario que no sea el Gran Teatro Falla, otros porque la puntuación sea tenida en cuenta en las siguientes fases, otros porque sólo sirva para pasar o no pasar, etcétera. Sin embargo, se mantiene. ¿Por qué? Porque es rentable y porque permite socializar el Carnaval entre las aficiones desperdigadas de otros municipios. A la gente de por ahí le gusta ir al Falla para ver un espectáculo de Carnaval; aunque a los puristas les parezca una sesión lamentable, con dos o tres excepciones cada día.
HOY termina la cuesta de enero, que tiene fama de dura. Sevilla es una ciudad con pocas cuestas. Esto se decía mucho en los tiempos de Monteseirín en la Alcaldía, cuando el gobierno socialcomunista (según se le denominaba entonces) llenaba la ciudad de carriles para bicicletas. Algunos recordaban que Sevilla no era como Ámsterdam, con su barrio rojo, ni como Copenhague, con su sirenita, y que aquí tampoco había tanta afición al ciclismo; y que las bicicletas son para el verano (como en la obra de teatro de Fernán Gómez y en la película de Jaime Chávarri), y que en verano hace 43 grados a la sombra. Pero el frenesí ecologista ya existía desde antes de que se enfadara Greta Thunberg. Como había pocas cuestas y muchos carriles, las bicicletas fueron palante, hasta que se toparon con los patinetes y otros inventos maliciosos.