ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

AL empezar los colegios, regresan los veraneantes. En Sevilla, el veraneante no tiene nada que ver con el turista. El arte de veranear consiste en irse de la ciudad en julio y volver lo más tarde posible. Los más relajados para cuando los hijos o los nietos empiecen sus clases. Eso era así incluso cuando Javier Imbroda se dedicaba entrenar al Caja San Fernando de baloncesto, y le importaba poco una ratio o un PCR. El regreso del veraneante era el anticipo del otoño. La nueva normalidad, pero de verdad, no la que se ha inventado Pedro Sánchez para la cogobernanza con Juanma Moreno. En Sevilla, cuando volvían los veraneantes, ya abrían todas las tiendas, bares y demás negocios que habían sobrevivido.
SON como el perro y el gato. Madrid y Barcelona. Se han consolidado como uno de los principales problemas que tenemos en el resto de España, pues los mordiscos y los arañazos afectan a los demás. No es sólo el conflicto territorial y las sedes de las empresas; son todos los asuntos, como en el fútbol. Pues en ambas ciudades creen que el mundo se divide en madridistas y barcelonistas. Véanse los programas deportivos de televisión, donde no se habla de otra cosa, ni siquiera cuando el Sevilla gana la Europa League y los otros hacen el ridículo en Europa. El 8-2 fue como los datos de la pandemia de Pedro Sánchez. En esas estamos, y seguiremos, que es lo peor.
EL tranvía ha regresado a Cádiz, pero llegó sólo hasta Cortadura en su primer viaje, de noche, como ocultándose. Este tranvía fantasma ya estaba en pruebas desde el Polígono de Pelagatos hasta la estación de Río Arillo, pero de ahí no pasaba. Es decir, no entraba en el territorio propiamente gaditano, que allí comienza. La gente pregunta: ¿para qué han puesto una estación en el Río Arillo, si allí no vive nadie? La han construido en pleno parque natural de la Bahía, entre salinas y ruinas, pero tiene alguna utilidad, ya que sirve para el enlace con la red de Cercanías. En vez de duplicar la vía del tranvía hasta Cádiz han montado una estación fantasma, a dónde sólo se irá de paso, para enlazar.
EN 2010 (cuando empezaba una década prodigiosa que nos llevaría de Zapatero a Pedro Sánchez pasando por Rajoy) decían que España era el primer país de Europa y el segundo del mundo en líneas de alta velocidad ferroviaria. Sólo superado por China en número de kilómetros, incluso por delante de otros países que presumían de sus trenes rápidos, como Francia y Japón. Fue en 2011 cuando consiguieron, con la mediación del rey Juan Carlos I, que adjudicaran el AVE de La Meca a un consorcio con empresas españolas públicas y privadas, un proyecto que se valoró en 6.736 millones de euros. El AVE español, que empezó en Sevilla, era una maravilla. Sin embargo, ahora se habla de paralizar algunos proyectos porque ha sido un derroche, y lo quieren poner en la picota.
SEGUIMOS con las ocurrencias de la nueva anormalidad y la cogobernanza. Para frenar la segunda oleada y no inaugurar un hospital de campaña en el solar de Puntales también se les ha ocurrido cerrar las playas de noche. Es como poner puertas al campo, pero más difícil todavía. Y no es igual la Caleta que Cortadura. La Policía Local de Cádiz ya ha avisado que es imposible. La Policía Local de Cádiz, en realidad, no puede cerrar las playas de noche ni de día, porque está desaparecida. Se enfadaron con Kichi y se han pasado un verano de lo más relajado. En las playas de Cádiz, durante el mes de agosto, la gente se hacía la cogobernanza de la sombrilla en autoservicio, mientras los vigilantes de Marín paseaban con mascarilla por la orilla y los policías locales de Kichi estaban en otro lugar, quién sabe dónde.