ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

LA inspiración de Brahms nos dejó Un Réquiem alemán, pero al de Verdi no se le conoce como un Réquiem italiano, a pesar de serlo en su esencia. En la historia de los pueblos se va quedando un patrimonio colectivo, que forma parte de su personalidad. Hoy el Réquiem italiano es también gaditano, y suena por Gianni Campo, el propietario del Salón Los Italianos. Con él se ha muerto una parte de ese Cádiz que lucha por sobrevivir en la decadencia, que sigue con la esperanza de atisbar una orilla que no se acerca, sino que se aleja, y que se percibe en la conciencia como una utopía. A Gianni Campo no se le puede despachar al otro mundo sólo con un día de luto oficial. Con él se ha apagado otra vela del tiempo perdido en Cádiz.
LA próxima temporada será difícil e imprevisible. Estará marcada por el coronavirus y sus circunstancias. Con una mala experiencia que influirá: el sainete del final de la Liga Smartbank y los contagios de futbolistas. En el caso Fuenla están dando palos de ciego. Menos mal que el Cádiz se ahorró los play offs. Como recién ascendido, sale a luchar por la permanencia, con muchas papeletas para descender si no se refuerza bien. La plantilla que ha tenido Álvaro Cervera para el ascenso no era una de las dos mejores de Segunda. Un ejemplo: la del Girona parece mejor en todos los puestos. Sin embargo, no se trata sólo de individualidades. La plantilla del Cádiz sí era una de las más compensadas. Se notaban poco las ausencias, excepto la de Garrido, que resultaba esencial para el estilo del cerverismo.
ESTA es una de las preguntas que más inquietan ante la segunda ola del coronavirus. ¿Es buena la cogobernanza? Una vez que acabó el alarmante estado de alarma, ¿es mejor que los presidentes autonómicos gobiernen sus territorios, cual repúblicas de taifas? La respuesta es sencilla: la cogobernanza será buena o mala según el cogobernante. Pasa igual que con los gobiernos. Es decir, que si te cogobierna un cenutrio de la política como Quim Torra, incluso puede superar las torpezas de Pedro Sánchez. Los partidarios de la España Una deberían recordar que con el mando único hemos tenido unos 45.000 muertos en la primera ola, según fuentes oficiosas. Con la mayor ruina de Europa y con la segunda mayor tasa de muertos. El listón lo han puesto muy alto, parece insuperable, Dios no lo permita.
ERAN otros tiempos. Era cuando la gente podía ir al estadio Carranza (que se llamaba así y a nadie le parecía mal) para ver partidos de fútbol. No guardaban las distancias de seguridad, y llamaban guapetón al árbitro. A veces, cuando ganaba el Cádiz con buen juego, de pronto se oía en el estadio: “¡Que viene, que viene!, ¡Que viene la ola!”. Hay que ver lo que ha cambiado la vida. Ahora se dice lo mismo para acongojar. La gente ha criticado al doctor Simón porque se fue a practicar surf a Portugal, antes de agradecer que no vinieran turistas a España. El doctor Simón es un especialista en olas. Y ahora suena igual que en aquellos tiempos, cuando iba la afición al estadio Carranza, que se llamaba Carranza. ¡Que viene la ola!
COMIENZA agosto, un mes temible en Sevilla. Otros años cerraban los negocios por vacaciones. Este año también, excepto los que ya están cerrados por ruina. Carece de mérito glosar agosto desde las playas, o elogiar sus soledades, mientras desde la ventana ves el tapón de Matalacañas o el faro de Chipiona. Agosto es el mes de los sevillanos fugitivos, que aprovechan las vacaciones, las jubilaciones, el paro, el teletrabajo, o su oportunidad para largarse. Domingos de agosto es el título de una novela de Patrick Modiano, que nos traslada a Niza en invierno. Sus domingos de agosto no tienen nada que ver con los de Sevilla, lo cito por citar algo. Los nuestros también evocan ese ambiente solitario y obsesivo que emana de la gran literatura. En los domingos de agosto sevillanos parece que va a pasar algo que nunca pasa. El tedio de las horas se disuelve como una letanía sin fin.