AUNQUE no hay turistas como los de antes, la vida sigue como si los hubiera. También esto pasará, y volverán los viajes de siempre. La guía Lonely Planet (a la…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ESTA Feria de la No-Feria no puede ser y, además, era imposible, y no la ha organizado nadie, ni se sabe por qué han aparecido esas decoraciones, ni por qué iban a convertir el Museo Bellver en la caseta Fabiola. Y es verdad que en los alrededores de la plaza…
EN este país, los partidos un año dicen digo y al siguiente dicen Diego. Y los que decían Diego dicen digo y los que dijeron digo ahora dicen Diego. Hasta en el BOE lo pusieron, de tan enviciados como están. Se ha visto, una vez más, con el estado de…
LAS elecciones presidenciales de los EEUU se están viviendo aquí incluso con más atención que en Manhattan. Es como si todos fuéramos norteamericanos durante uno o dos días. En esta ocasión, la expectación está justificada. Los demócratas y los republicanos han rivalizado para elegir a los peores candidatos que tenían a mano. Hillary Clinton no es como Obama, por más que aquí la presenten como una dirigente muy preparada y una líder del feminismo mundial. Ni se podía escoger un candidato republicano más friki y chusco que Donald Trump, que para colmo provoca arqueadas en el resto del mundo. La cuestión consiste en elegir entre lo malo o lo peor.
PARECE mentira que uno de los principales problemas de Cádiz sea la apertura de los chiringuitos en invierno. Con la situación económica que padece la ciudad, con la tasa de paro, con la pérdida de inversiones públicas y privadas, con la incapacidad de gestión que están mostrando las autoridades locales, es triste que la Junta y el Ayuntamiento se líen en una cuestión menor. Conste que soy partidario de que los chiringuitos abran en invierno. Pero esa tragedia que se ha montado carece de sentido y es exagerada.
ENTRE los edificios singulares que adornan sin utilidad a la ciudad de Cádiz, uno de los más notables es el Palacio de Recaño. Vulgarmente, se debería llamar, con más propiedad, Palacio del Recaño de la Bernarda, pues allí se quiere meter todo y no entra nada. Todo el mundo lo conoce en Cádiz como el edificio de la Torre Tavira, que está a su vera. Dicho sea de paso, la Torre Tavira y su cámara oscura, gestionada por Belén González Dorao, es una de las pocas iniciativas productivas realizadas por empresarios gaditanos. Un atractivo turístico, como se dice ahora.
PARA el Cádiz esta victoria ante el Huesca es muy importante, a fin de no alejarse de la zona media. Se consiguió con dificultades, como es habitual, con acierto puntual en los detalles. Otra vez Alberto Cifuentes fue determinante, porque paró un penalti con 0-0, y sacó una falta que entraba, evitando el empate. Pero también es cierto que, en los últimos minutos, el Cádiz dispuso de ocasiones muy claras para haber sentenciado sin necesidad de llegar a otro final agónico. La intensidad salvó al equipo. Pero esa intensidad se debe unir a un poco de serenidad, para no cometer errores y precipitaciones.
NO ha pasado ni medio siglo. Eran madrugadas de los años 80, todavía el siglo XX, la Semana Santa recuperada para el pueblo (o eso decían), tiempos de democracia en España. Esbeltos nazarenos, con sus cirios al cuadril, se situaban detrás del Señor. Al salir de la plaza de San Lorenzo comenzaba otra procesión. Eran mujeres de promesas imposibles. Aquellas mujeres prohibidas, a las que no se les permitía la penitencia de seguir al Señor detrás del paso. Él era también el Señor de nuestras abuelas. Quizá recordarían a sus antepasadas (en tiempos más difíciles, pero menos fiados a la burocracia del espíritu), a las que sí se permitió lo que después se prohibió.