FUE precisamente Karl Marx (inspirador del marxismo al que muchos marxistas no han leído) quien alertó de las contradicciones del capitalismo. Después no pocos teóricos (que sí lo habían leído) alertaron de contradicciones axiomáticas irresolubles en el pensamiento marxista. Pero lo que nadie sabía es que en el Ayuntamiento de Cádiz los dos grupos pseudomarxistas (¿o son pseudomarxianos?) que lo gobiernan caerían en contradicciones sobre un asunto tan ajeno como la Semana Santa, hasta forjar una nueva doctrina: el surrealismo municipal. Su gran impulsora es la concejala Eva Tubío, máxima responsable de la cultura gaditana. Otra cuestión para analizar.

ODIO los artículos sobre las banderas. Más que nada porque algunos utilizan las banderas como elementos de odio. Justamente para lo contrario de lo que deberían servir. Pero, sobre todo, me fastidian estos artículos porque podríamos tratar asuntos más interesantes. Sin embargo, Cádiz apenas sale en los medios de difusión nacional por chorradas como esta, que denotan el bajo nivel de su Ayuntamiento. Desde dentro de la ciudad no se dan cuenta, pero cuando se viaja comprobamos que la imagen de Cádiz se está deformando. Hasta un punto que ya es perjudicial. Cádiz siempre despertó simpatías, pero ahora sirve de cachondeo.

DESDE principios del siglo XXI se ha propagado una idea que, en realidad, era una utopía: el futuro económico de la Bahía de Cádiz está ligado al parque industrial de las Aletas. Por allí han pasado ministros del PSOE y del PP, y consejeros de la Junta del PSOE (pues el PP jamás ha tenido consejeros en la Junta). Los dirigentes de la Confederación de Empresarios de Cádiz, tanto en los tiempos presidenciales de Miguel González, como ahora con Javier Sánchez Rojas, han sido grandes defensores de Las Aletas. Sin embargo, hay que asumir la realidad. Ligar el futuro de la Bahía de Cádiz a este parque industrial, tecnológico, logístico, o lo que sea, carece de sentido. No puede ser, es imposible. Y han perdido demasiados años. Los suficientes para no perder muchos más.

UNA vez más, en Cádiz nos quedamos con las anécdotas. El Ayuntamiento, a través de la delegación de Movilidad de Martín Vila, organizó una jornada peatonal, con actividades para niños, en la plaza de España, y lo anunciaron como si ya la hubieran salvado. Sin embargo, se debe decir que el problema de la plaza de España no es sólo el aparcamiento, sino que estamos en el camino de cargarnos la herencia del Centenario de la Constitución de 1812, que es el Monumento de las Cortes. Y que la plaza de España se ha quedado al margen del uso y el ocio de los gaditanos. Ahora es un espacio desperdiciado que se debe recuperar.

CUIDADO con este título, que no va por donde los malpensados se imaginan. El amo de la ciudad de Cádiz es el peatón. Al menos eso es lo que pretende la Asociación Gaditana de Peatones La Zancada, que preside Moisés Velasco, y que se ha formado en esta ciudad tan participativa y asociacionista.  Y, en lo referido al Ayuntamiento, vemos que Martín Vila está por la labor. De vez en cuando monta un sarao peatonal y lúdico en la plaza de España. Incluso en un día peatonal que es más propio para los besamanos y besapiés.