HEMOS leído en la prensa (o sea, en el Diario) que este verano no van a funcionar los lavapiés ni las duchas en las playas de Cádiz, según ha confirmado…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
FALTAN siete días para las elecciones en el País Vasco. Los de EH Bildu sueñan con ganar. Sería su primera vez. ¿Pasearán en gabarra? El mejor padrino para botarla sería Pedro Sánchez, que tanto les ha ayudado, hasta el punto de que ya pocos se acuerdan de que son los…
EL triángulo es considerado como un símbolo de la perfección. Quizá por la Santísima Trinidad (Padre, Hijo, Espíritu Santo), que no es sólo cristiana. El tres también es un número sagrado en el hinduismo y otras religiones. Y los Reyes Magos eran tres, según la tradición, como símbolo de las razas. En cuestiones más profanas y menos trascendentales, el tres se ha adaptado al alfabeto con múltiples versiones. Las tres B que definen el comercio: bueno, bonito y barato. Y las tres C que compendian la excelencia del buen gaditano: Carnaval, cofradías y Cádiz CF. Por eso, es curioso que ahora, como remedio para prevenir rebrotes del coronavirus, la Organización Mundial de la Salud aconseje a España que practique las tres T.
ENTRE las actividades suprimidas en Sevilla, a consecuencia del coronavirus, están las procesiones pobres. Me refiero a las de Gloria y Sacramentales, que son las secciones consideradas como los parientes pobres del Consejo de Hermandades y Cofradías. El sentido de esa humildad ya se lo aplicó Joaquín Romero Murube a los sagrarios pobres, cuando los elogió en Dios en la ciudad. Admiraba los sagrarios de los conventos de clausura, con sus flores de trapo, sus macetas y su modestia, allá por la II República, que es cuando lo publicó por vez primera. Las procesiones de gloria no sé si están mejor o peor que antes de la Guerra Civil. Hasta 2019 salían, que ya es algo. Y les ayudaban con las subvenciones del Consejo, gracias a las sillas.
PUESTOS a buscar conflictos para la lucha de clases, no sólo la vamos a tener entre ricos y pobres, entre aristócratas y plebeyos, entre gordos y flacos, sino también entre mayores y jóvenes. Se supone que las mascarillas son obligatorias en las calles, comercios y locales interiores, espacios públicos y playas a menos de dos metros. ¿O no? Todos los días aparecen en televisión mensajes, advirtiendo que multarán a quienes no las usen. Pero yo todavía no he visto a ningún policía multando a los cientos de criaturas que pasean sin mascarillas. Sin que todos tengan alarmantes síntomas de padecer enfermedades respiratorias que lo hagan dificultoso. Y se debe decir muy claro: el incumplimiento es descaradamente más alto entre los jóvenes que entre los mayores. Sólo están eximidos los corredores (que deben respetar la distancia) y los enfermos desaconsejados.
A la gente corriente le ha llamado mucho la atención la fiesta en la que participó el príncipe Joaquín de Bélgica en Córdoba, a la que también asistieron cinco jóvenes de Sevilla, que formaron parte del grupo de los 27. Todo lo sucedido ha sido admirable, y demuestra cómo gestionan estos asuntos del coronavirus. La confianza en los milagros es ilimitada. El día después del fiestón, Joaquín el belga dio positivo en la prueba del Covid 19, que le realizaron al sentirse enfermo. Han puesto en cuarentena a los asistentes, momento en el que descubrieron que cinco habían llegado desde Sevilla, una provincia limítrofe, y no se sabe cómo, quizá porque la fiesta era una actividad esencial o trabajaban fuera.
EN la ciudad de Cádiz, desde que comenzó la desescalada de la pandemia con el mando único y la cogobernanza, se oye hablar a nuestro alcalde Kichi de asuntos tan interesantes como los siguientes: si le cambia el nombre al estadio y le quita alguna avenida a la monarquía; si la playa se abría este lunes o lo adelantaba al viernes; si elogia a los gordos (y supongo que a las gordas) y por qué será; si debéis comprar en una tienda local o multinacional... Todo ello mientras hay negocios que siguen cerrados, pequeños empresarios y autónomos al borde de la ruina, trabajadores que sabe Dios cuándo volverán a trabajar (si no los contrata la Junta para vigilar las playas), y muchas dudas sobre el futuro. ¿Qué proyectos defienden para su ciudad? Unos esperan las subvenciones que lleguen y otros las limosnas del ingreso mínimo.