LA globalización nos puede llevar a adoptar los usos y las costumbres de otros países. Es lo que está ocurriendo con las fiestas de Todos los Santos y los Fieles…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
LAS lluvias torrenciales y los vientos provocaron ayer inundaciones y destrozos en Andalucía, sobre todo en las provincias de Sevilla y Huelva. Coincidía la fecha con el aniversario de la dana que causó 229 muertos en Valencia, lo que acentuaba el impacto psicológico. En Sevilla se sabe que las grandes…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

EN la mañana del viernes 13 de agosto de 2021, operarios municipales retiraron los rótulos del Estadio Ramón de Carranza. Desde entonces ya es el Estadio Nuevo Mirandilla. Y desde entonces, todo hay que decirlo, el Cádiz CF no ha ganado un partido en ese estadio. A pesar de que ya puede acudir el público, al que tanto se echaba en falta, por su entusiasta apoyo. Es decir, desde que retiraron el rótulo de Carranza, como si fuera una maldición apocalíptica, entró el gafe. No se conoce la victoria en cinco partidos, sólo tres puntos (tres empates) de 15 posibles. Y no ha marcado ningún gol en los tres últimos encuentros. Es verdad que tal como juega el Cádiz es muy difícil ganar, pero la temporada pasada, sin público, jugaba por el estilo, atrás y a rezar, y se salvó con cierta holgura.
ERA la guinda que le faltaba al pastel de la nueva normalidad. Vuelven los pregones en Sevilla. Comenzó el martes con Carlos Herrera, en una efeméride especial: el Pregón del Centenario de la Candelaria. Pero hay dos (los oficiales, el de la Semana Santa y el de las Glorias) que tienen crianza. A Julio Cuesta todavía no le ha llegado su turno, que lleva casi dos años esperando. Sin embargo, Rosa García Perea por fin podrá desvelar su pregón mañana en la Catedral. Pregón de las Glorias, que con tanto interés se espera, por ella y por lo que se ha esperado. Vuelven los pregones, que tienen su literatura y su leyenda, su prosapia y sus rencores. Porque en Sevilla los pregoneros son amados y odiados, según, y se les trata entre el peloteo y la envidia.
LA nueva normalidad será recuperada plenamente mañana en Cádiz, cuando salga a la calle la última confinada. La Virgen del Rosario no irá en su paso, sino en unas andas, pero será igual, o parecido, porque presidirá una procesión, con cortejo de acompañamiento y representaciones, con las cornetas y tambores del Rosario abriendo camino, y con la música del Maestro Dueñas cerrando con sus marchas. Como tantas veces, como aquellos años, cuando el 7 de octubre, fiesta local en Cádiz, era un día de regocijo para venerar a la Patrona. Por culpa de la pandemia se quedó sin salir en 2020. Han pasado casi dos años sin procesiones en las calles gaditanas. Y la primera será Ella, que saldrá de Santo Domingo, como la Madre que acude al reencuentro con sus hijos, que sólo han podido verla en su casa del Santuario.
NUESTROS políticos han prestado poca atención a las elecciones de Alemania, quizá porque no las pueden aprovechar a su favor. O porque dejan un escenario que recuerda al nuestro y no les gusta: la fragmentación del voto y el riesgo de la ingobernabilidad al no existir un liderazgo fuerte. Angela Merkel ha gobernado con una gran coalición de la CDU y el SPD, que sólo podía presidir ella. Era una líder fuerte, capaz de lograr un pacto entre dos partidos antagónicos, que se turnaban en el poder tras la II Guerra Mundial. Es como si en España un líder del PP hubiera sido capaz de gobernar con el PSOE, ofreciéndole ministerios importantes. Algo que parece imposible.
TELÓN de fondo para situar: los partidos comunistas y marxistas, para llegar al poder, necesitan disfrazar al lobo con una piel de cordero. En Marx se puede leer que su forma de gobernar es la dictadura del proletariado. Pero cuando vivimos en una monarquía parlamentaria, con elecciones cada cuatro años, se debe enmascarar en la medida de lo posible. Tras la máscara (que puede ser incluso bonita, o simpática, o dicharachera, o parecer otra cosa), están los verdaderos intereses, que siempre han sido de ordeno y mando. Deciden ellos y obedecen los demás. Resulta bastante fácil entender que eso es lo que está ocurriendo con el Carnaval de Cádiz. Los carnavaleros, a los ojos de muchos gaditanos, se han quedado con el culo al aire (dicho sea con perdón). Han sido valientes de boquilla, en el Teatro Falla, sobre todo cuando no gobernaba un comparsista; pero cuando les han inventado otras Fiestas Típicas se las han tragado. Sólo han protestado algunos autores que han optado por la ética de su conciencia.