LA globalización nos puede llevar a adoptar los usos y las costumbres de otros países. Es lo que está ocurriendo con las fiestas de Todos los Santos y los Fieles…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
LAS lluvias torrenciales y los vientos provocaron ayer inundaciones y destrozos en Andalucía, sobre todo en las provincias de Sevilla y Huelva. Coincidía la fecha con el aniversario de la dana que causó 229 muertos en Valencia, lo que acentuaba el impacto psicológico. En Sevilla se sabe que las grandes…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

A pesar de lo que digan en el Congreso del PSOE, de cara a la galería y con brindis al sol, después está la realidad del día a día. Ir partido a partido, que dijo Simeone. O ir elecciones a elecciones, que dirían ellos. Y es evidente que el PSOE, el partido con más historia de los que todavía quedan, se encuentra en una encrucijada, en un tiempo diferente, que le obliga a una mayor imaginación si quiere seguir en el poder. Hasta ahora Pedro Sánchez sólo se ha movido en un corto plazo, con el objetivo de llegar a la Moncloa y mantenerse después. Ese trayecto se le complicó, porque se encontró con una pandemia inesperada, que gestionó mal al principio; y que mejoró cuando dejó de gestionarla su Gobierno y le traspasó la cogobernanza a las autonomías, que se han encargado de vacunar y recuperar la normalidad. Está bastante tocado, pero no hundido. La oposición no ha rematado la faena.
LA buena gente mayor, de costumbres carrozas, camp, rancias, casposas, o como les llamen, habrá oído esa canción tan carca de Mirando al mar. Pero la versión gaditana de mirando al mar no es la de Jorge Sepúlveda, que evoca los tiempos del blanco y negro en el Cine Gades, sino que en Cádiz siempre se ha mirado al mar, aunque sea de reojo. Uno de los tópicos locales asegura que Cádiz sólo ha sido rica “cuando mira al mar”. Se fundamenta en los miradores, con los galeones y demás barcos que iban y venían para hacer las Américas, y no sólo para matar indios (más han matado en las películas de los cowboys y los pieles rojas), sino para comerciar. Pero eso nos llevaría por otros derroteros de la anti hispanidad, falsificada y manipulada, que fue contemporánea del mayor esplendor de Cádiz, por cierto. Aquí el mar nos sigue dando sorpresas. La última vez por la Sail GP de los barcos voladores en el puente del Rosario y el Pilar. No obstante, al mar se mira todos los días. Es uno de los alicientes del turismo, el maná de ahora.
EN su intento por desguazar al PSOE en Madrid, Pedro Sánchez ha sugerido el traslado de algunas instituciones a otras ciudades españolas. Aunque lo ha matizado, sonó como la deslocalización de empresas en Cataluña, después del referéndum independentista de 2017, pero en este caso no con empresas privadas, sino con instituciones públicas, y sin ningún motivo, excepto que Isabel Díaz Ayuso les dio un sopapo en las últimas elecciones autonómicas. Nada fastidiaría más a los madrileños que ese tipo de maniobras tan burdas. Visto desde Andalucía, recuerda lo que ocurrió con Sevilla en los albores autonómicos. Aquellos intentos por repartir las consejerías, y trasladar el turismo a Málaga, etcétera.
SUPONGO que el buque BAM-IS que le han concedido al astillero de Navantia de Puerto Real, y que generará más de mil empleos durante tres años y medio, será construido por trabajadores netamente gaditanos. Lo digo porque el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, estuvo la semana pasada de visita, y recordó que para las reparaciones de cruceros en los astilleros de Puerto Real y Cádiz (ciudad a la que se considera la capital del paro español) ha sido necesario contratar a trabajadores extranjeros, porque aquí no había capacidad para asumirlo. El dato de los mil extranjeros para reparar cruceros chirría, porque hay algo que no se entiende bien. No parece normal que por un lado se reclame más trabajo y por otro lado resulte que falta personal para el trabajo existente, que según se suponía era poco, discontinuo y malo.
EL presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aceptado el reto de ser tan populista o más que la vicepresidenta Yolanda Díaz. A la vista de lo bien que funciona esta señora en las encuestas del CIS, con medidas de “aquí invito yo”, ha decidido subirse al carro. Entre los dos están empeñados en un objetivo evidente: conseguir el voto joven para ganar las próximas elecciones. Mientras Pablo Casado y los del PP organizan cónclaves para decir que están muy unidos, los otros son más prácticos. Se han enterado de lo que sucedió en Alemania, donde los jóvenes que votaban por vez primera optaron por Los Verdes, seguidos por los liberales del FDP, y le dieron la espalda al bipartidismo tradicional. Así que van a por ellos.