ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

HAN transcurrido 20 años desde que el siglo XX dejó paso a otro milenio. Podríamos decir, siguiendo a Ramón Solís (escritor gaditano injustamente olvidado), que un siglo llamó a la puerta, incluso un milenio. Toc, toc... Sería injusto creer que todo sigue igual que en 2000. No es así. Vamos a inaugurar la nueva década con una sesión de investidura en las vísperas de los Reyes Magos. Rosco o roscón, esa es la cuestión. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han presentado un programa que nos recuerda al que asó la manteca, y lo quieren pasar el 5 de enero por la joroba de los camellos. Ya verán dónde toca este año el Premio Gordo del sorteo del Niño.
TODOS los años, cuando llega el 1 de enero, los ojos misericordiosos se vuelven hacia la plaza de San Lorenzo. En su basílica, aguarda el Señor del Gran Poder el comienzo de otro año, que es también el inicio de su quinario. Por mucho que vuelvan los ritos (nunca se repiten, nada es igual de lo que fue) conservan esa pureza del tiempo de la espera, que marca el camino en el que dejaremos las migajas de la vida. Ha llegado 2020, que no es un año más para el Gran Poder de Sevilla. Es el tiempo en que están conmemorando los 400 años del Señor. Y todo lo demás que nos podría parecer sólido, se hace etéreo, porque ante su andar valiente todo se desvanece, como el humo de un cirio que se apaga.
ACABA 2019, que fue el año en que Kichi ganó las elecciones por vez primera y repitió como alcalde de Cádiz. Algunos pensarán que ya había ganado en 2015, pero entonces su partido fue el segundo más votado, detrás del PP de Teófila, que perdió la mayoría absoluta. De modo que José María González Santos fue elegido con los votos de Ganar Cádiz (que entonces eran IU y cuatro o cinco amigos más) y el PSOE de Fran González, que después pasó a la oposición. En realidad, ganar con mayoría absoluta, no ha ganado Kichi todavía, pero en 2019 sólo le faltó un concejal, por lo que se aproximó y era lógico que siguiera en la Alcaldía. Después de cuatro años y medio que lleva en el cargo, aún le faltan tres años y medio.
LOS habitantes que ha perdido Sevilla en el último padrón caben en dos autobuses. Son sólo 119 personas. Más se perdió en Cuba, como se sabe, incluso ahora en Bolivia. En Sevilla se puede decir que Virgencita, más o menos, se quede como estaba. No es un gran fracaso del alcalde Juan Espadas. No es para que se flagele en la Plaza Nueva. Más polémico es lo del IVA de las sillas y palcos. Con los 700.000 habitantes de Sevilla tenemos un trauma desde el siglo pasado. Todos los alcaldes han caído en esa obsesión, especialmente los dos últimos, Zoido y Espadas. Sevilla tiene 688.592 habitantes, por lo que está a 11.408 de conseguir el objetivo. Es cuestión de perseverar y de procrear, pues de eso se trata.
TODOS los años, desde el siglo pasado, por estas fechas, publicamos unos sentidos artículos y reportajes sobre la pérdida de habitantes en Cádiz. El gaditano auténtico está en proceso de extinción. Yo lo he escrito varias veces. Incluso dije que Cádiz pertenecería a la España vaciada en el siglo XXII, si continúa ese ritmo de pérdida de habitantes. Eso fue mucho antes de que unos científicos de dudosa fiabilidad pronosticaran que Cádiz se hundirá bajo las aguas en 2050, cuando nos quedaremos sin la playa de Cortadura y sin la Victoria, y sin Santa María del Mar y sin la Caleta. Por lo cual vivir en Cádiz será tristísimo. Si se cumplen los pronósticos de esos agoreros, es muy probable que en 2050 no se pierdan otros mil habitantes, sino todos los que quedarían entonces, que ya serían menos de 100.000 criaturas.