NO hace falta citar los siglos XVIII y XIX para recordar la importancia que tuvo el teatro en Cádiz. Eran otros siglos y otras costumbres. Pero recordemos que en la…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ALGUNOS miembros de la cultura progresista no lo han querido decir en público. Pero, en privado, están insinuando que el Premio Cervantes, máximo galardón de las Letras hispanas, considerado el Nobel literario español, se ha convertido en un premio patriarcal. No lo critican en público, porque el premio (aunque en…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

SOY respetuoso con las personas sin hogar. Me consta que detrás de cada uno y de cada una, en general, hay historias tristes de fracasos personales, desgracias, vidas rotas, e incluso de injusticias. Ya lo he escrito en otras ocasiones. No es sólo un lumpen social de inadaptados. Aunque también haya vagabundos que eligen voluntariamente ese modus vivendi. Es necesaria la compasión. Y, principalmente, la atención social, con una asistencia eficaz, para paliar su marginalidad, para ofrecerles cobijo (aunque sea temporal) y para hacerles ver a quienes lo rechazan que ese tipo de vida no es lo normal en una sociedad del siglo XXI, sino una anomalía. También hay que dejar claro que todo no vale. Una ciudad se debe gobernar con leyes y normas para el conjunto de ciudadanos.
TAMBIÉN esto pasará. Sólo faltan dos días para las elecciones autonómicas de Madrid. Sí, autonómicas, aunque parece que el futuro de España y la Humanidad dependen de lo que decidan los madrileños y las madrileñas el 4 de mayo. En Madrid viven ciudadanos (y no son pocos) firmemente convencidos de que toda España es como Madrid. Aunque hay otras comunidades autónomas, en total son 17; y algunas, como Andalucía, tienen más habitantes y más provincias. No se ha demostrado todavía por qué Madrid necesita ser autónoma de Madrid, quizá les bastaría con una Diputación Provincial. Pero ahí los tienen: abriendo todos los telediarios de las Españas con sus ocurrencias.
LOS gaditanos son unos privilegiados. Tienen sol y playas, sin hacer turismo. Esto lo suelen decir los madrileños y los sevillanos cuando vienen a pasar sus vacaciones y pagan el alquiler del apartamento o unos días de hotel. Mientras que el gaditano y la gaditana quizá viva en un partidito del barrio La Viña (aún quedan), pero tiene la Caleta a pocos pasos y puede ir sin bajarse del autobús, o bajándose, si prefiere ir a la Playa Victoria; o sin bajarse también, si vive en los Extramuros de la ciudad antigua. Es decir que el gaditano y la gaditana, si no van a las playas, es porque no les da la gana, o por otras circunstancias de enfermos e impedidos. Por eso, el frenesí que se ha montado con la movilidad entre provincias andaluzas aquí no se ve en claves playeras.
SI el poeta Manuel Machado volviera a escribir su poema de Andalucía, y lo aplicara a la situación municipal (lo que de por sí resultaría prosaico), quizá lo terminara a verso cambiado: “¿Y Sevilla?”. Pues Sevilla, que en sí misma se insinúa como omnicomprensiva en ese poema, parece que ya no le importa al PSOE y al PP, los partidos mayoritarios que la han gobernado en el siglo XXI. Se dejan llevar por sus intereses partidistas, por recolocar a militantes que han utilizado el Ayuntamiento de la capital andaluza como trampolín para nuevos logros, o que van a ser relevados para promocionar a otros. Y lo más curioso es que esta crisis de credibilidad llega cuando se ha cumplido menos de la mitad del mandato municipal. Faltan más de dos años para las elecciones de la Casa Grande, que se convocarán en mayo de 2023.
CON las guerras pasaba eso: primero destrozan todo y luego empiezan la reconstrucción. Después de la guerra civil implantaron las cartillas de racionamiento para aliviar el hambre en los años de posguerra. Después de la pandemia (o incluso antes de que acabe) quieren implantar el carné del vacunado. No sería para que te den leche en polvo o patatas, para eso ya están Cáritas y los comedores sociales, sino para viajar. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ya ha pedido que se apruebe el carné de los vacunados. Así los madrileños y los bilbaínos, incluso los ingleses y los alemanes, podrían venir a Chiclana y a Rota, a Conil y a Tarifa, a El Puerto y a Zahara de los Atunes, también a Cádiz y a Jerez, que tienen sus hoteles arruinados. El vacunado, cuando se inmunice, podría viajar a donde le salga de los colchones.