ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

HAN pasado más de dos meses desde que empezó el confinamiento, estamos en la fase uno y pico, y nos hemos dado cuenta de que mascarilla no sólo rima con Sevilla, con maravilla, con silla, o con tortilla, sino también con Illa. Es ahora el ministro por excelencia del mando único. Han pasado más de dos meses de ruina, y por fin ha decidido que el uso de la mascarilla debe ser obligatorio en los espacios públicos. Aunque al final, se ha arrugado un poco, y ha abierto la trampita: siempre que no puedan guardar las distancias. En Marruecos es obligatoria, por citar un caso próximo. De allí siguen saliendo pateras, que no entran por los ocho puertos internacionales permitidos, sino a su aire. Pero las mascarillas son imprescindibles para los marroquíes. Y viajar a España está prohibido; excepto que sea en patera, ya digo.
AL turismo de Cádiz le van a dar un cobazo grande con los alemanes. La presidenta de la Diputación, Irene García, como responsable del Turismo Provincial, y el vicepresidente de la Junta y consejero de Turismo, Juan Marín, deben hilar muy fino y obrar en consecuencia ante los acontecimientos. Se está gestando un contubernio entre los gobiernos de España y Alemania que va a beneficiar a Baleares y Canarias (dos comunidades con presidentes del PSOE) y que va a perjudicar a Andalucía, especialmente a la provincia de Cádiz, ya que los hoteles de Chiclana y Conil dependen en buena medida del turismo alemán.
EL aeropuerto de Sevilla no había sido incluido entre los cinco en los que el mando único permitía los vuelos internacionales. En esa lista sólo estaban los de Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Málaga y Gran Canaria. Es decir, cinco de los seis que mueven más pasajeros internacionales en España. El alcalde, Juan Espadas, protestó y montó un agravio comparativo (en el PSOE también saben hacerlo, cuando les conviene) para el aeropuerto de Sevilla-San Pablo. El mando único de Pedro y Pablo reaccionó y lo incluyeron en la lista, junto al de Alicante-Elche (que es el quinto de España) y algunos más, quizá para disimular.
EL Puerto de Cádiz no aparece entre los ocho de España en los que el Mando Único de Pedro y Pablo permite el monopolio de barcos con pasajeros de otros países. El único de Andalucía es Málaga, precisamente el mayor competidor en el mercado de cruceros. Se supone que no afecta al resto del negocio portuario. En el periodo de esa medida (un mes) no iba a llegar ningún crucero. El último fue el Soureveign, que entró en la noche del sábado 14 de marzo, cuando empezó el encierro, y sus 1.888 pasajeros fueron trasladados de inmediato en autobuses. Algunos protestaron. No sé si porque querían que dejaran a ese crucero vagando eternamente, como si fuera el buque fantasma.
EN la noche del sábado pudimos ver que el 90% de los bares del centro de Sevilla (o algo así) siguen cerrados. Hay como una huelga general de bares y restaurantes. La inmensa mayoría de los más frecuentados no han abierto; y eso vale tanto para los más populares como para los más exquisitos. Y no es sólo por tener o no tener espacio para terrazas. Zonas de las que veíamos con más veladores, como el barrio de Santa Cruz, la Puerta de la Carne, la plaza de los Terceros, o buena parte del Arenal, entre otras, mantenían cerrados casi la totalidad de sus bares con veladores. En la calle Albareda y en la plaza de la Encarnación había algunos, pero la imagen era desoladora. Parece que ni en los bares se fían de los clientes, ni al revés. Hay una crisis de confianza, que estropea aún más la vuelta a la normalidad.