CANTABA Lucho Gatica que la distancia es el olvido. Y después lo han cantado muchos más, en diferentes versiones. Pero no hace falta recurrir al bolero para dar el cante.…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SEVILLA es una ciudad polarizada en lo futbolístico. La rivalidad entre Sevilla y Betis (o a la inversa) se traslada incluso al cartel de la Cabalgata de los Reyes Magos, obra de Fernando Vaquero. En ese contexto, se ha consolidado la tercera vía del fútbol sevillano: el estadio de La…
PARA la diócesis de Cádiz y Ceuta es una buena noticia que uno de los dos obispos auxiliares de Sevilla, Ramón Darío Valdivia Giménez, haya sido nombrado administrador apostólico. Por dos motivos, principalmente. El primero es que por fin la Santa Sede admite la renuncia que el obispo Rafael Zornoza…

EN este país hay jóvenes de 40 años. Incluso mayores: hoy Raphael es un chaval. En mi juventud se empezaba a considerar viejo a todo el que cumplía 30 años, con más motivos si era futbolista. Por lo demás, cuando el trabajador o la trabajadora cumplía 50 años empezaban a planear los fantasmas de los Eres, que no es sólo un juicio con Chaves y Griñán por medio, sino que muchas personas se fueron a descansar a casita con 52 años de edad. De ese modo, los gobiernos del PP con Aznar y el PSOE con Zapatero rebajaron las cifras reales de la población inactiva. Entonces nadie se preocupaba de las pensiones, porque había muchos más jóvenes que viejos, gracias al baby boom.
HAY gente para todo, incluso para despotricar de las cofradías, o ir a la playa en Semana Santa. Esto lo he vivido siempre. En Sevilla, precisamente, muchos me decían: “Estoy deseando que lleguen las vacaciones de Semana Santa para ir a la playa”. Y los hoteles de la costa (como los de lujo del Novo Sancti Petri, que cerraron deprisa y corriendo en noviembre) abren a pesar de los temporales. Yo he visto las playas llenas en Semana Santa. Yo he visto una foto de portada del Diario, que hizo Julio González, donde aparecía el Despojado con la playa de Santa María del Mar detrás, en pleno apogeo un Domingo de Ramos. Pero a mí la playa, en Semana Santa, me parece de otra galaxia. Es una tentación que se resiste fácilmente, en cuanto se ve un capirote.
LA propuesta de Podemos para legalizar a los manteros ha mosqueado a los comerciantes. ¿Se imaginan lo que ocurriría en Sevilla? Si están quitando los veladores, ¿cómo van a permitir las mantas? Sobre todo por lo que venden, que mayormente son productos falsificados. En esos negocios ilegales Sevilla ya es una potencia. Y no olvidemos que los pobrecitos manteros son el eslabón más débil de una cadena, que funciona en modo mafioso y se aprovecha de sus necesidades para negocios millonarios. Si esa propuesta la hace otro partido, se hubiera considerado como lo que es, una chorrada impresentable, pero como viene de Pablo Iglesias y sus muchachos, parece que es el amigo de los marginados.
LA Punta de San Felipe es otro de los grandes desperdicios de Cádiz. Se trata de un lugar en teoría idílico, excepto que sople con fuerza el viento de levante. A veces queda mejor en las fotos que en la realidad. Pero, aun con sus peculiaridades, a la Punta le pasa como a casi todo lo marítimo y aprovechable de la ciudad (el castillo de San Sebastián, por ejemplo), y parece gafada. Casi todos los proyectos de la Punta han fracasado. Cuando trasladaron allí la Velada de los Ángeles fue el paso previo a la desaparición. Al botellódromo de la movida se lo cargaron con varias noticias de cruz de navajas al amanecer, como en la canción de Mecano. Así que ha parecido portentoso el anuncio realizado por José Luis Blanco: un hotel de cuatro estrellas, que será el más grande de Cádiz, en Puerto América.
NO hay que ser alarmistas, pero tampoco mirar hacia otro lado. La gente va diciendo lo mismo: “¡Anda que si el incidente de la calle Cuna, con las explosiones y el humo, llega a pasar una semana después!”. Pues hubiera sido mala suerte, sí, porque también pudo ocurrir un 20 de agosto con todas las tiendas vacías. O no. Lo primero es enterarse bien de lo sucedido, que no fue ningún atentado, ni ninguna carrerita motivada por la mala educación de tres niñatos borrachos, sino un sobrecalentamiento global eléctrico de unas instalaciones que provocó dos explosiones, una humareda y levantó cinco arquetas por los aires sin que golpearan a ningún peatón.