ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

EL ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (vaya nombrecito) es José Luis Escrivá, y suele ser citado como uno de los más sensatos del Gobierno, lo que no tiene especial mérito. En unas declaraciones recientes dijo que en España no se dan las condiciones de competitividad ni hay niveles suficientes de productividad para implantar la semana laboral de cuatro días (con tres de descanso), como ha sugerido Pablo Iglesias. Según parece, el Gobierno no se lo plantea. Sin embargo, ya lo han lanzado como un globo sonda. A ver qué dicen. Y a ver si se rebrincan demasiado los que trabajan siete días a la semana en sus pequeños negocios, o los que no trabajan ninguno porque están parados, o lo que sea, y pueden ver con envidia el nuevo chollo.
DECÍAMOS antier que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el vicepresidente Pablo Iglesias, así como el alcalde Kichi en la ciudad de Cádiz, deberían ofrecerse voluntarios para vacunarse públicamente, y dar un buen ejemplo a los negacionistas. Es sabido que más del 55% de los españoles son partidarios de que no se vacunen ellos, sino otros, para ver qué pasa. Hay más partidarios de ser los últimos que de ser los primeros. El presidente Sánchez se ha arrancado con garbo, y le dijo a Pedro Piqueras en Telecinco que está dispuesto a vacunarse en público, si eso ayuda a que los españoles dejen sus recelos. Sánchez ha dicho “aquí está el tío”. Confirmando que le gusta ser el niño en el bautizo, el novio en la boda… ¿Y el difunto en el entierro? No, eso no. Pero le hace tilín tener su cuota de protagonismo.
EL pacto que han rubricado Juan Espadas y Álvaro Pimentel va mucho más allá del presupuesto de Sevilla para 2021. Es un acuerdo municipal entre PSOE y Ciudadanos que funciona en modo inverso a lo que ocurre en el Congreso de los Diputados. La letra del pacto importa poco. Lo de menos es si servirá para que el tranvía haga más correrías por Sevilla, o no. Lo importante es la música. El pacto de PSOE y Ciudadanos en la Plaza Nueva suena bien. Es lo contrario de lo que hace Pedro Sánchez. Sevilla es el principal Ayuntamiento que gobierna el PSOE y aquí ha optado por buscar el encaje moderado, en vez de alcanzar un acuerdo con el Adelante de Daniel González Rojas y Susana Serrano. Tampoco son como Frankenstein estas criaturas, pero es cierto que resultaría más arriesgado.
HAY gente para todo. Algunos ya están preguntando: “Oiga usted, ¿quiénes serán los primeros en vacunarse en Cádiz? ¿El primero o la primera aparecerán en la portada del Diario? ¿Es verdad que Kichi se ha ofrecido voluntario para lavar su imagen? Vayamos por partes, que todavía no se sabe quiénes serán los primeros. Y que nadie empiece a formar colas delante del Hospital Puerta del Mar, con las sillitas de playa y los termos de café para las noches en vela, como si fueran a vender las entradas del Carnaval. ¡Tengan paciencia, que no se acabarán! No habrá reventa de vacunas, o eso esperamos. Y en cuanto a Kichi, no hay constancia de que se haya ofrecido voluntario para vacunarse públicamente. Kichi se bañaba en la Caleta, pero no es como Fraga en Palomares, tirándose pegotes y luciendo tipo con la bomba de los americanos.
ES una pena que ya no haya pintores como los de antes, ni políticos tampoco. Es una pena que ya no tengamos a Tintoretto (que a las nuevas generaciones les sonará a una tienda de moda) para pintar otra vez a Susana y los viejos. Pero en la versión del PSOE. En cuyo cuadro, a la pobre Susana (que está de capa caída) habría que sustituirla por Adriana, a la que mirarían con estupor Felipe y Alfonso, dos viejos de otros tiempos, a los que dejó en muy mal lugar la portavoz del PSOE sanchopancista, que es el que mola, no el de aquellos muchachitos de Suresnes, que tan desfasados se han quedado.