HEMOS leído en la prensa (o sea, en el Diario) que este verano no van a funcionar los lavapiés ni las duchas en las playas de Cádiz, según ha confirmado…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
FALTAN siete días para las elecciones en el País Vasco. Los de EH Bildu sueñan con ganar. Sería su primera vez. ¿Pasearán en gabarra? El mejor padrino para botarla sería Pedro Sánchez, que tanto les ha ayudado, hasta el punto de que ya pocos se acuerdan de que son los…
EL caso de la listeriosis es escandaloso, por el despiste de los responsables del control de alimentos, pero sobre todo por el origen del mal. Quizás pecaron de exceso de confianza. Nadie imaginaba que la falta de higiene y las malas prácticas presuntamente cometidas por una empresa sevillana, Magrudis, pudiera llegar a esos extremos. Las consecuencias para la salud pública han sido graves, con muertes y abortos. Una consecuencia indirecta, como comentó Carlos Colón, es que ha servido para poner los abortos en otra consideración. Algunos medios progresistas llamaron bebés a las criaturas nonatas perdidas. Pero, tras los errores iniciales, que fueron mayúsculos, la rectificación ha sido acertada. En ello ha influido que nombraran portavoz de la crisis de la listeriosis a un médico experto, el doctor José Miguel Cisneros.
EN la muerte de Manolo Santander, no ha quedado claro si es más importante como chirigotero o como cadista. Por eso, a muchas personas les parece oportuna la iniciativa de que su pasodoble “Me han dicho que el amarillo” sea proclamado oficialmente como Himno del Cádiz CF, y que así conste para la posteridad. Porque no se trata sólo de una copla inolvidable. Ese pasodoble nació (y llegó hondo a los cadistas) en un momento histórico. Su chirigota ‘La familia Pepperoni’ lo cantó en 1998, casi en el fin de siglo, que fue convulso y muy ajetreado para el Cádiz. Como aquí no hay memoria histórica ya no se acuerdan, pero entonces el club estaba más pallá que pacá, arruinado, y con ilustres gaditanos sondeando el terreno para que el Cádiz CF desapareciera, para empezar en Regional con otro club.
YA falta menos para que inauguren el centro comercial Lagoh. Viendo la febril actividad laboral en la zona de Palmas Altas se demuestra que unas obras promovidas por una empresa privada, como es Lar España, siempre tardan menos que las de concurso público. Juan Marín ha prometido la Ciudad de la Justicia en Palmas Altas para 2024. Resuenan con alegría los cánticos de sirena y la pintoresca polémica sobre el transporte público en esa nueva barriada. El alcalde, Juan Espadas, pidió una estación de tren de Cercanías, mientras se habla de prolongar la línea 3 del Metro desde Los Bermejales a Palmas Altas. Es pintoresco porque en otros países la llegada del Metro a los centros comerciales se organiza de diferente modo. O sea, al revés.
EL mejor homenaje que le pueden tributar a Manolo Santander Cahué es declarar su legendario pasodoble “Me han dicho que el amarillo”, de ‘La familia Pepperoni’, como himno oficial del Cádiz CF. Eso del “himno oficioso” suena chungo. ¿Qué himno ha tenido este club que haga vibrar y entusiasme a los cadistas? Manolito Santander dio con la tecla. Sin proponérselo, como ocurren las grandes cosas. Aquella chirigota, como casi todas las agrupaciones históricas que han entrado en la leyenda, ni siquiera ganó la final de 1998. Quedaron cuartos. ¿Y qué más da? Con el tiempo, sólo los mitos pasan las pruebas del algodón y del olvido. Manolo Santander, incluso en vida, ya estaba entre los personajes legendarios del Carnaval.
UN cardenal sevillano es un caso muy raro. No tanto como encontrarse con un ornitorrinco por la calle Sierpes, pero casi. Por eso, el nombramiento de Miguel Ángel Ayuso Guixot como nuevo cardenal ha provocado unas reacciones casi desconcertantes. Sobre todo porque es un cardenal nacido en Sevilla, cuya labor pastoral ha transcurrido lejos. No ha sido párroco de la Magdalena, ni canónigo de la Catedral, ni nada de lo que estamos acostumbrados. Ni mucho menos arzobispo de Sevilla, ni siquiera obispo de otras diócesis andaluzas. Por el contrario, el Papa Francisco ha sorprendido nombrando cardenal a un sevillano con poderes en la Curia vaticana, donde ejerce como presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Antes fue misionero comboniano, entre otras labores pastorales, diferentes a lo habitual en la archidiócesis local.