ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

UN sector de la oposición (y de la no oposición) está pidiendo medidas más drásticas al Gobierno. En estos momentos, con 832 muertos al día, haría falta que rodara alguna cabeza (políticamente hablando), y la de Salvador Illa tiene muchas papeletas en la rifa. Se sabe que las cabezas apaciguan a las masas, y salvan a los verdaderos responsables muchas veces. Es lo que sucede en los clubes de fútbol. Echan al entrenador, cuando llegan los malos resultados, y así salvan la cabeza del presidente o del director deportivo, que a veces son tan culpables como el entrenador. El ministro Illa no es el entrenador, pero sí la cabeza que tienen a mano.
SEGUIMOS en la Cuaresma más rara y triste de los últimos años. Hoy, 29 de marzo del año del Señor de 2020, debía celebrarse el Pregón de la Semana Santa, a cargo de Julio Cuesta, en el Teatro de la Maestranza. En las vísperas, el Consejo de Hermandades y Cofradías hizo público un comunicado, en el que ratifica el nombramiento para la Semana Santa de 2021. También el aplazamiento del Pregón de las Glorias, a cargo de Rosa García Perea, para una fecha indeterminada, igual que el traslado de la Virgen de Montemayor. Se supone que esa fecha será en otoño de 2020, y que no se aplazará hasta el año que viene si Dios quiere.
VIENDO lo que ha ocurrido con la Semana Santa, algunos gaditas acérrimos me han comentado: “¡Menos mal que se salvó el Carnaval!”. Esa apreciación no será del gusto de los capillitas. A Juan Carlos Jurado y al Consejo de Hermandades, igual que en otros municipios de la provincia, les ha caído un buen marrón por delante. Deberán lidiar con unas circunstancias muy adversas y ruinosas para las cofradías. Pero, en lo referido al Carnaval, es cierto que para Cádiz fue un mal menor. Si el confinamiento se hubiera ordenado a principios de febrero, a la hostelería local le hubieran dado un rejonazo de muerte, si es que no lo han recibido ya.
FUE un hombre que vivió y ejerció sus cargos con discreción. Manuel del Valle Arévalo ha muerto como vivió, fiel a sí mismo. Ha tenido la mala suerte de fallecer en los tiempos del coronavirus, pero de leucemia, lo que le ha restado protagonismo y furores necrológicos. Sin duda, a él no le interesaban las loas funerarias, por lo que tampoco le importaría. Pero Manuel del Valle fue muy importante en la Sevilla de la Transición. Fue el primer presidente democrático de la Diputación Provincial, desde donde se catapultó a la Alcaldía. Ejerció como alcalde durante ocho años, desde 1983, cuando relevó a Luis Uruñuela, hasta 1991, cuando le sucedió Alejandro Rojas-Marcos. Un alcalde socialista entre dos andalucistas.
ES una pena que el alcalde de Cádiz, comportándose a lo Kichi, se lance algunas veces sin paracaídas. Es lo que le ha ocurrido con el IBI de la Iglesia, que no sabía a cuántos edificios afectaría, ni cuánto supondría en ingresos, ni que este asunto no depende de él, porque está definido en el superior rango de la Constitución, como le han recordado desde el Obispado. Es un asunto que sólo sirvió para enredar en momentos inoportunos. Asociaciones y hermandades vinculadas a la Iglesia están trabajando en primera línea de la asistencia social para ayudar a los más desfavorecidos, también en la crisis del coronavirus. Kichi lo sabe, y además sabe que cuando pide ayuda para eso la encuentra.