EN la polémica por los cambios de nombres de las calles, la opinión de los vecinos es importante. Son los afectados. Pues si te cambian el nombre de la calle,…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
AL ministro de Transportes, Óscar Puente, lo tienen ya en el punto de mira la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla. Es un ministro peculiar, con una parte buena y otra mala. La buena es que suele decir lo que piensa y miente menos que otros compañeros de…
ETA fue fundada en 1959, cometió crímenes durante el franquismo, los siguió perpetrando en la democracia, anunció el cese de su actividad armada en 2011, pero no se disolvió oficialmente hasta 2018. ETA duró casi 60 años; es decir, 20 años más que el franquismo, y de ellos más de…
EL empate en Riazor dejó buenas sensaciones, por su valor frente a un rival directo. Pero la forma de conseguirlo no fue de las más brillantes. Al descanso llegaron perdiendo, frente a un Deportivo que hizo lo mínimo. Con muy poco le hubieran ganado al Cádiz, de no mediar el golazo marcado por Querol, en una acción individual, cuando se temía lo peor. Tras el empate sufrió el Cádiz, y sudaron la gota gorda, por el calor y porque el Deportivo achuchaba. Al final, se llevaron un punto que es relevante, ya que permite cerrar la jornada entre los seis primeros.
EN la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba se le ha recordado como un político que muchas veces antepuso el interés de España al del PSOE y al suyo propio. Por ello, se le ha calificado, casi unánimemente, como un hombre de Estado. Queda la impresión, al ser enaltecido como tal, de que es un político histórico, pero de otro tiempo. Una etapa ajena a la nueva política contemporánea, donde los hombres y las mujeres de Estado serían vistos como bichos raros, como unicornios rosas, o directamente como carcas desfasados. Ahora el orden es a la inversa: predomina el interés personal y partidista; y se presta más atención a la apariencia que a la búsqueda machadiana de la verdad.
EN la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba le han llovido los elogios. No sólo desde su partido, el PSOE, sino también desde sus rivales. Especialmente llamativo es el artículo de Mariano Rajoy, que empieza diciendo: “A nosotros lo que nos falta es un Rubalcaba”. Es lo que comentaban militantes del PP, en tiempos de dificultades. Es entrañable esa afirmación porque Rubalcaba compitió con Rajoy por la Presidencia del Gobierno en 2011, cuando el PP consiguió aquella mayoría absoluta que tanto han añorado después, con 186 escaños, y el PSOE de Rubalcaba se quedó con 110, perdiendo 59 escaños. Por cierto, Pedro Sánchez sólo consiguió el mes pasado 13 escaños más que Rubalcaba. Aquel resultado de 2011 fue su tumba política. Aunque el responsable de que el PSOE perdiera el poder no fue él, sino José Luis Rodríguez Zapatero, con el que había sido vicepresidente, y pagó los errores del otro.
EL barómetro del CIS sobre las elecciones municipales en Sevilla no se limita a pronosticar un amplio triunfo del PSOE con Juan Espadas. También aporta interesantes pistas a lo cuqui sobre los sevillanos y sevillanas. La principal es que tres de cada cuatro habitantes de esta ciudad son católicos (el 74,1%). Y más de la mitad de los consultados son de izquierda (51,3%), pero sólo algo más de la cuarta parte (27,5%) se reconoce en posiciones de derecha. La media de Sevilla está escorada al centro izquierda. Así las cosas, es normal que gane Juan Espadas, un alcalde que es católico y de centro izquierda, como la mayoría.
COMIENZA otra campaña. Ahora, las elecciones municipales. Además de las europeas, que parece como si sólo interesaran a los que van a cobrar un buen sueldo. En las municipales, funciona el aspecto cotidiano. Los candidatos ya no son Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera o Santiago Abascal. Los candidatos son personas de nuestros entornos, probablemente conocidos por muchos de sus paisanos, sobre todo en los municipios pequeños. Hay que decirlo claramente: estas elecciones no son como las generales o las andaluzas. El margen para las sorpresas es muy superior. Cada municipio es un universo, diferente a los otros.