LA intención de crear un partido provincial en Cádiz para las elecciones autonómicas ha sido acogida con escepticismo. Es normal, porque ese partido está impulsado por el alcalde de La…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
CON motivo de la Misión de la Esperanza de Triana en el Polígono Sur, se ha recordado a los vecinos que salieron de sus barrios hacia los polígonos construidos durante los años del franquismo. Concretamente, que llegaron muchos trianeros, entre ellos los gitanos de las cavas, al Polígono Sur, con…
EL sanchismo se mantiene en el poder gracias a que ha buscado la división y el enfrentamiento entre los españoles. Los ciudadanos de este país son divididos entre progresistas y reaccionarios (o fascistas), desde una falsa superioridad moral, que señala a los progresistas como los buenos y a los reaccionarios…

UN síntoma lamentable de la poca importancia que tienen las obras públicas para el Gobierno de Pedro Sánchez es que nombró a Óscar Puente como ministro de Transportes. Se habla mucho de la sanidad, la educación y la vivienda públicas, pero no de las obras públicas, que son esenciales para el progreso de un país. Cuando el presidente se llevó a Puente a Madrid se vio que lo reservaba para trabajar como dóberman, ya fuera azuzándolo contra Alberto Núñez Feijóo en el debate de la investidura fallida, o provocando a Javier Milei, el argentino, que es otro político lenguaraz. Es decir, para cuestiones payasescas. Pero ser ministro de Transportes es otra faena más ardua.
EL Estado de las Autonomías fue un gran descubrimiento. Era mejor que un Estado federal disoluto. Se basaba en la singularidad de las tierras de España (divididas en nacionalidades históricas y regiones), pero también en la solidaridad. De modo que los territorios ricos contribuirían para no ahondar las diferencias. El entonces ministro Manuel Clavero Arévalo, de tanta trascendencia para Andalucía, planteó la famosa propuesta del café para todos. Algunos lo criticaron, entonces y después. Unos porque quieren la uniformidad de las tierras de España (aunque cobran sueldos de parlamentarios regionales) y otros porque quieren la independencia fiscal (ya que son más ricos), pero la idea es buena.
APARCAR en Santibáñez es una de las singularidades del verano gaditano. Es raro que los ecologistas en acción no hayan protestado (estarán de vacaciones), o que no se haya montado ninguna plataforma de los simpatizantes adelantados para el uso público del susodicho aparcamiento. Ahora está conquistado por las autocaravanas, parece un camping gratuito. Dándose la circunstancia de que el espacio es público y que pertenece al término de Cádiz; por tanto, es de competencia municipal. Pero todo lo que existe más allá del Ventorrillo del Chato parece que es tierra de misión, refugio de infieles, una reserva natural para nudistas y perros, atravesada por el Eurovelo de las bicis, a mayor gloria del chorlitejo y otras aves de buen agüero.
AGOSTO era el mes de las vacaciones, como un remanso de paz, un oasis, cuando cerraban las tiendas en las ciudades de interior, que quedaban vacías a las horas del calor. La gente salía por las noches, a ver las lágrimas de San Lorenzo derramándose por la oscuridad del cielo, a escuchar el canto de los grillos rompiendo la indolencia del silencio, a ver películas de James Bond en los cines de verano. A comer sardinas en los chiringuitos de las playas; o a lo que sea, tampoco me voy a extender. En los periódicos, era un tiempo de tibieza informativa. Aparecían en las portadas las plagas de medusas en las playas, las procesiones de la Virgen de agosto, los festivales; y dentro había una sección que se titulaba Verano.
PUIGDEMONT se ha convertido en el amo de la política española desde 2017. No hay un político más influyente que él en España. Puigdemont es interesante como personaje, por su semejanza con un Groucho Marx sin bigote. Aunque como político dice paparruchadas, en un país donde existe poca sustancia ideológica y escasa ética para gobernar. Puigdemont lo sabe, y se aprovecha de las circunstancias, que son muy aprovechables para que nuestros políticos hagan el ridículo y estén bailando al son que dicta este cómico. Mérito tiene, sin duda.
Carles Puigdemont nunca ha ganado unas elecciones a la Generalitat. Fue elegido presidente en enero de 2016, gracias a los votos de la CUP, que había vetado al candidato de Junts, que era Artur Mas. Los antisistema independentistas colocaron en Sant Jaume a Puigdemont (detalle que se olvida), que en aquellas elecciones iba como número 3 por Girona. Puigdemont era alcalde de ese municipio, donde la CUP tiene bastante arraigo. Así que Puigdemont fue presidente de rebote, y porque era el más independentista que había en CiU desde los viejos tiempos de Pujol. Sin Puigdemont, es probable que nunca se hubiera montado el proceso secesionista ilegal que han amnistiado a cambio de sus votos.
Son curiosos los orígenes de Carles Puigdemont i Casamajó. A pesar de sus apellidos, tan catalanes, el cuarto es Ruiz, porque su abuela materna era andaluza, de La Carolina (Jaén). Los dos abuelos y la abuela paterna sí eran catalanes. Carlete iba a estudiar Filología Catalana en la Universidad de Girona. Pero no se licenció. Se hizo periodista a sí mismo, sin pasar por ninguna facultad, con su inteligencia natural. Empezó con crónicas futbolísticas en el diario Los Sitios, de Girona. Después pasó a El Punt, donde llegó a ser redactor jefe.
Fue vocal del Colegio de Periodistas de Cataluña, sin tener ningún título. Y, en 2004, cuando ya estaba situado en CiU, fue director general de Catalonia Today, un panfleto en inglés, que recibía ayudas de la Generalitat, donde mandaban los suyos. En 2006 fue elegido parlamentario catalán de CiU y en 2007 concejal en Girona. La dirección de Catalonia Today fue asumida por su pareja, la periodista rumana Marcela Topor. En CiU todo se quedaba en casa.
Puigdemont se formó a sí mismo, es un líder sin pedigrí. No ha terminado ninguna carrera universitaria, y no ha ganado nunca unas elecciones como cabeza de cartel en Cataluña ni en España. Pero se cachondea de los catalanes y los españoles, gracias a que Frankenstein lo ha resucitado.
José Joaquín León